Capítulo 14.

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Amelie se deja caer sobre una silla y sacude el cuello de su vestido, sudorosa. Respira entrecortadamente y se bebe de golpe su vaso de vino. Con el cuerpo temblando por la adredalina de esta situación tan inesperada, yo también me siento agotada y bebo hasta saciar mi sed. Esto se nos va de las manos, no podemos permitirnos discutir porque ya hay demasiada tensión en el ambiente.

El fuego de la chimenea del salón me llega lejano y apenas me embriaga. Suspiro en shock, aún no puedo creer lo que acaba de pasar. Tengo que enfrentar esto con orgullo.

—Tú... ¡¿Cómo puedes estar de acuerdo con mi hijo?! —estalla Amelie frunciendo los labios furiosa.

—Porque lo amo —respondo, mirándola desafiante.

Ella rueda los ojos patidifusa y zarandea la cabeza irritada. Sé que no se lo esperaba por mi parte, no es que Barnaby y yo hayamos congeniando desde el primer instante, no obstante, con el paso del tiempo hemos intentado que esto fuera llevadero y sin darme cuenta, esas peleas absurdas sólo hacían que pensara en él más en vez de menos. Quizás también fue el hecho de que, podía discutir con él abiertamente cosa que con nadie más lo he hecho. Mi padre no me lo permitía nunca.

—Ya que estás de acuerdo... Dime, ¿Cómo vamos a solucionar esto? —me reprocha, acariciando su barbilla pensativa.

Me observa de manera inquisidora y trago saliva nerviosa, arrugando la falda de mi vestido.

—Primero mantener la calma, segundo hablar como personas civilizadas y tercero... Tengo mi negocio, puedo seguir viviendo aquí. Me siento agusto con vosotros y no tendrás que preocuparte por mí. Si vuelvo con mi padre querrá que me case con Daniel Evans, y tú yo, sabemos de sobra que no duraría viva a su lado ni tres días —explico con detenimiento.

Ella escruta mis facciones con dureza, pero acaba ablandándose y asintiendo con aprobación.

—Tienes razón, y no me he sacrificado por ti para nada —añade con aprobación y media sonrisa lasciva.

Sonrío aliviada ante su resolución. Amelie comienza a reír sin lógica y vuelve a beber, mordiéndose el labio inferior y conteniéndose para no reír de nuevo. Sé que Amelie no va a permitir que me pase nada malo y es como una segunda madre para mi. En el fondo la aprecio y mucho, aunque luego pueda llegar a ser insoportable y caprichosa con lo que quiere. Supongo que estará igual de desilusionada que yo o más. Ella quería que él y yo realmente estuviéramos juntos.

Hay que idear un plan para que mi padre no interfiera más en mi vida. No quiero volver a casa y dejar de vivir con todo lo que he aprendido y estoy aprendiendo. Quiero tener una vida feliz y tranquila, aunque no sea con un hombre a mi lado. Lo dije cuando llegué aquí aunque luego quise experimentar ese hecho, no me juzgo y creo que nadie lo haría. Soy humana, tengo derecho a equivocarme y rectificar al fin y al cabo.

—Has cambiado —me alienta fijando sus ojos en mi con cautela.

—¿Por qué lo dices? —cuestiono inquieta.

—A tu llegada habrías salido corriendo y llorando —contesta entre risitas burlonas —. Ahora nos has mandado a callar a todos y ordenado buscar una solución.

Arqueo las cejas incrédula y la miro con suma atención. Hoy lleva puesto un vestido morado oscuro, con cuello largo y un corsé negro ceñido a su cintura. Su cabello está suelto y le llega hasta la cintura. Pero se la ve cansada y con ojeras, sé que ella tampoco debe tener una vida fácil. A su edad está sola y sin esposo, tiene a su hijo, no obstante... ¿Tendrá ganas de volver a enamorarse? ¿Qué le pasó a su esposo? Trago saliva con el corazón encogido y me obligo a centrarme en lo que ahora importa, salvarme de mi padre y Daniel Evans.

MENTIRAS EN LA REALEZA (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora