Capítulo 17.

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Así que Louis tiene doce hermanos, él es el mayor de todos y sólo hay dos chicos más en la familia, contando con su padre. La mayoría son chicas. Me muerdo el labio inferior imaginándome con todos, me encantaría conocerlos. Camino por mi alcoba de un lado a otro, dificultando el trabajo a mis doncellas que intentan vestirme para bajar a desayunar.

Hoy toca reunión familiar y todos estaremos presentes, para acudir al parlamento en donde tenemos nuestra cita. Ellos son los que van a decidir si se anula el matrimonio o no, y qué consecuencias acarreará eso. También sé que económicamente es costoso este tipo de cosas. Respiro hondo y de reojo observo a mis doncellas, que hoy no andan muy charlatanas.

¿Podré aguantar esta situación tan incómoda? ¿Qué demonios voy a explicar al parlamento? Si se enteran todos los trabajadores del palacio, también llegará a oídos de toda mi ciudad, incluso a mi familia ¿Deberían enterarse por mi? ¿O cuando ya haya pasado todo esto? Suspiro estresada y chasqueo la lengua habatida. Ya no aguanto más, hoy mis doncellas guardan demasiado silencio y sé que me ocultan algo, son mis amigas y van a protegerme de malos comentarios, pero no necesito protección sino sinceridad y saber quién me apoya y quién no.

—Podéis hablar, posiblemente ya se haya corrido la voz —espeto irritada.

—¿Qué? ¡No! ¡Qué va! —asegura enseguida Olivia y mira pidiendo ayuda a las demás.

Se miran unas a otras cohibidas y de vez en cuando susurran. Cuando ven que lo percibo se detienen y prosiguen con su trabajo avergonzadas. Cabizbaja miro mi vestido, es un traje largo y rosado con mariposas incrustadas, de media manga y que dejan mis hombros al aire libre. Me han dejado el cabello suelto y me dan unos toques más de maquillaje.

—Verás, en palacio se habla mal de ti... —confiesa Felicity negando con desaprobación — Pero, nosotras no lo permitimos.

—¿Qué dicen de mi? —exijo saber arqueando las cejas dubitativa.

—Esto-esto... ¡Nada malo! —insiste ella desviando el tema.

—¡Felicity! —estallo con rabia e impotencia.

Me vuelvo a ella respirando entrecortadamente, se callan al instante y se quedan inmóviles, por mi inesperada reacción, jamás les he contestado así y mucho menos he perdido la compostura, no obstante, con todo lo que está pasando tengo derecho a perderla por una vez.

—Piensan que no has sabido ser una buena esposa... —confiesa, retorciéndose las manos temblorosa.

El corazón se me detiene y se me corta la respiración, la fatiga me vuelve y todo se torna borroso. Escucho chillidos lejanos antes de que se vuelva oscuro a mi al rededor, luego percibo cómo mi cuerpo levita y mi mente se queda en blanco, dejando que me suma en un sueño reparador. No puede estar pasándome esto, se han enterado todos y esto va a repercutir en mi persona, en mi negocio y en mi futuro. Estoy perdida, si antes protestaba porque me iba a casar, con alguien que no conocía por obligación, ahora eso es un caramlelo comparado con esto y las consecuencias no serán agradables.

[...]

Cuando abro los ojos un coro de personas están a mi al rededor, discutiendo. La cabeza me va a estallar como sigan gritando, necesito silencio. Necesito paz y aire para respirar. Entonces todo vuelve ha aclararse y me encuentro en mi alcoba, todavía sigo aquí. Barnaby se encuentra discutiendo con mis doncellas, ellas lloran desoladas y explican la situación a Louis —que él a su vez también las regaña por su indiscreción—.

Amelie se encuentra con Zali y Callie, —que tratan de calmar al gentío que se ha formado a la entrada de mi habitación—. Todos protestan y exigen saber, entonces Zali alza una mano y los echa de allí, no sin antes recriminarles su indeseado comporta-
miento. Andan inquietos y malhumorados.

MENTIRAS EN LA REALEZA (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora