Capítulo 18.

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La noticia de que mi compromiso con Barnaby se ha roto en poco tiempo, ha corrido como la pólvora. Apenas nadie me dirije la palabra y si lo hacen, es por pena. Sin embargo, con Callie hace igual a pesar de ser la nueva prometida de Barnaby. Este ambiente es tan insoportable. Lo peor de todo, mi familia por parte de padre vienen desde España, y por parte de mi madre vienen desde Italia. No es que vengan con entusiasmo, exigen explicaciones y estos días van a ser ajetreados ¿Cuándo podré seguir con mi negocio adelante? No necesito un matrimonio para ser feliz.

Llaman a la puerta y mis doncellas entran a prepararme para la llegada de todos ellos. Me maquillan y me visten para la ocasión.

—¿Estás bien? —me pregunta Olivia consternada.

Asiento incómoda y desvío la mirada avergonzada.

—Quiero que sepas que a pesar de lo que digan los demás, nosotras creemos en ti. Incluso muchos comienzan a decir, que te prefieren a ti antes que a esa... Víbora de Callie —escupe con asco.

Le sonrío con tímidez, pero no añado nada y me concentro en cómo actuar cuando vea a mi familia. Agradezco el intento de Olivia por apoyarme, pero en estos momentos no estoy de humor para eso. Sólo quiero que todo este jaleo termine y seguir con mi vida, sin ser molestada nunca más, sin depender de nadie ¿Tan difícil es conseguir eso? Supongo que sí.

Una vez lista bajo por las escaleras y hay un grupo de personas muy numeroso, que Louis trata de organizar como puede. Cuando perciben mi presencia callan al instante, me detengo con el corazón encogido y cojo aire. Percibo sus miradas acusadoras de "No has hecho bien", sé que están pensando así. Ya cerca de ellos el ambiente intenso que se percibe es palpable, hago una leve reverencia y mi madre se acerca para abrazarme, abriéndose paso entre el gentío. Agradezco su gesto pues lo voy a necesitar y mucho.

—Cielo, ¿Cómo estás? —me pregunta con delicadeza.

Escruta mis facciones y coge mi rostros entre sus dos manos, arqueando las cejas dubitativa.

—Bien, gracias mamá —contesto apartando sus manos, restándole importancia.

Pero... ¿Para qué engañarnos? La tiene.

—Tss, ¡Claro que está bien! Seguro que ella rompió el compromiso —estalla mi tío negando la cabeza con desaprobación.

—¡Giotto Cabano! Este no es momento para reprochar nada a la niña —le recrimina su mujer fulminándolo con la mirada.

—¡Ya vas! Siempre defendiéndola, así de mimada la tenéis entre todas —protesta en su defensa chasqueando la lengua.

—Hola, Giotto —le saludo, haciendo caso omiso a sus constantes quejas —Hola, tía Arabela.

—¡Linda nena! ¡Bárbaro! —exclama eufórica lanzándose a mis brazos.

Giotto refunfuña y ella se vuelve a él de manera inquisidora, apoyando los brazos en su cadera y observándolo desafiante. Siempre he admirado mucho a mi tía, se parece a Amelie ahora que me doy cuenta. Caprichosas y ambiciosas, siempre que quieren algo se vuelven irritantes hasta que lo consiguen, y mi tío lo sabe bien por lo que parece. Apenas le lleva la contraria y se muerde la lengua, en cuanto a ella le molesta algo de su actitud. Ha sido así siempre y no han cambiado. Louis también se aguanta la risa y se mantiene al margen, me mira divertido y me guiña el ojo fugazmente.

—¡Una queja más y te dejo una semana a dieta! —advierte gruñendo por lo bajo.

—¡¿Qué?! ¡¿No te atreverás?! —espeta incrédulo.

—¿Quién manda en la cocina? —cuestiona Arabela dando por finalizada la discusión.

—Os quiero presentar a alguien —informo, con un hilo de voz y con los nervios a flor de piel. Me vuelvo a Louis retorciéndome las manos alterada, él se queda inmóvil y congelado por un segundo. Sacude la cabeza y se gira a mi sorprendido —. Él es Louis.

MENTIRAS EN LA REALEZA (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora