Capítulo 29.

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Es una noche con brisa fresca y me dispongo a buscar a Daniel, mientras que Louis se encarga de atormentar a mi padre. Procuro verme bien coqueta antes de que llegue. No se tarda en oír unos golpes en la puerta de mi alcoba, y esta se abre con un chirrido. Tengo que conseguir dos almas, y las quiero ya. Una de ellas es Daniel. Va ha pagar caro todo lo que me ha hecho a mi y a otras mujeres.

Cuando entra, se me queda mirando estupefacto y da un paso atrás patidifuso. Después logra reaccionar y una sonrisa retorcida, se asoma por sus labios. Hace ademán de echarse el cabello hacia atrás y comienza ha avanzar hacia mi, poco a poco, hasta posicionarse cerca mía. Nuestros rostros se rozan apenas unos segundos, pero no me importa y le dejo hacer. Mi vestido rojo le llama la atención y comienza a estudiarlo con atención.

—¿Y esto? —cuestiona algo desconfiado.

—Sé que te gusta y quieres probarme desde hace tiempo —suelto con picardía, acariciando la comisura de sus labios.

Él me agarra de la muñeca con brusquedad y me mira crispado.

—¿Y por qué sí quieres ahora? —pregunta mosqueado.

Sin previo aviso, le beso con desesperación hasta dejarlo ajetreado y anonanado.

—Porque así somos las mujeres, nos gusta ponerlo difícil —respondo, mordiéndome el labio inferior con sensualidad y fijando mis ojos en él —. ¿Me vas a rechazar? Me he puesto guapa para ti.

Él duda por un momento, pero finalmente accede y comienza a besarme sin freno, mientras que sus manos recorren todo mi cuerpo. No me gusta, pero tengo que hacer un esfuerzo si quiero verlo muerto, y esta es la única manera, mi único poder para vencerlo. Todavía no soy una bruja y no puedo defenderme más que de esta manera o con una espada, y, es lo que voy a hacer. Encandilarlo y atolondrarlo hasta poder clavarle una estaca.

Daniel me tumba boca arriba y él se posa sobre mi. Es mi turno, ahora o nunca. Está entretenido quitándome la ropa, cuando logro inclinarme hacia delante y besarlo de nuevo. Daniel intenta tomar el control, pero no lo dejo y sigo teniendo sus labios en los míos. Entonces, con sigilo empiezo a sacar una daga escondida en la ropa interior, y, la clavo en su estómago sin pensarlo dos veces. Daniel ahoga un grito de dolor y se me queda mirando abrumado. Se levanta y me observa con pánico, yo me avalanzo hacia él y vuelvo a darle otra estocada, manchándome con su sangre.

—Esto por cabrón y por casi matarme a golpes —lo amenazo, manteniendo la estaca dentro de su estómago, sin vacilar —. El karma existe y es Lucifer. Vas a pudrirte en el infierno.

Advierto mirándolo a los ojos sin un ápice de remordimiento. Percibo cómo pierde el equilibrio y cae al suelo, sin temblarme ni una sola vez la mano, saco la estaca del estómago y la deposito en su pecho. Daniel apenas llega a formular palabra y se derrumba en el suelo cuan largo es, pálido y sin vida. Respiro entrecortadamente y cierro los ojos para llamar a Lucifer, este acude en mi ayuda y cuando se materializa en mi habitación, una sonrisa de júbilo brilla en sus labios. Se cruza de brazos satisfecho y nos hace desaparecer a los dos de allí. Ahora le toca a mi padre.

[...]

Mi familia hace días que se fueron, cuando acabó la fiesta del solsticio de invierno. Pero no voy a olvidar lo que nos ha hecho pasar a mi madre y a mí. Va ha pagarlo igual de caro que Daniel. Yo misma me encargaré de eso. No voy a permitir de ahora en adelante que nadie, se vuelva a interponer en mi camino, o tenga intenciones de hacerme daño.

Louis está riendo a la vez que tortura a mi padre, con un sueño muy perturbador, en el que él mure reiteradas veces, cayendo por un precipicio. Barnaby está a su lado y observa la escena victorioso. Dejo que Louis se encargue de materializarme en su despacho. Hace tiempo que no regreso a casa, me es raro e incómodo, pero esta vez no es para quedarme o verle.

MENTIRAS EN LA REALEZA (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora