Capítulo 5.

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Me estoy bañando cuando alguien llama y entra. Amelie me sonríe y yo me vuelvo a ella sonrojada. Ahogo un grito de sorpresa y me cubro más con los pétalos de rosa, que han puesto en la bañera mis doncellas para que me relaje. Ella ríe relajada y coge una silla para sentarse a mi lado.

Desde ese incidente, no volví a ver a Barnaby y Louis se muestra distante conmigo, incluso Amelie es otra persona, sigue siendo tan rígida como siempre, pero no tanto. Pasó una semana desde el ataque y creo que nos afectó a todos de alguna manera.

Esta está siendo mi segunda semana en palacio.

—¿Cómo está Barnaby? —suelto inconscientemente.

Me ruborizo al instante por ser tan atrevida y desvío la mirada incómoda. Ella vuelve a reír divertida.

—Bien —me contesta, restándole importancia a mi curiosidad —. ¿Y usted?

—Podría estar mejor —mascullo, recordando ese encuentro tan horrible que ahora, se ha convertido en mi pesadilla todas las noches.

—Creo que tenemos una charla pendiente —me suelta, refrescándome la memoria.

Así es, pero apenas he hablado con Barnaby del asunto para saber si sigue en pie, ¿Qué hago? Sacudo la cabeza confusa y respiro hondo nerviosa.

—Quiero casarme con su hijo —respondo sin titubear.

Ella abre bien los ojos y me mira pasmada, arqueando las cejas dubitativa. No sé si he hecho bien en decirle, pero tenía que hacerlo, esta es una buena oportunidad. Estamos solas, tranquilas y relajadas en un ambiente relajado.

—¿Por qué? —me pregunta con cautela.

—Porque lo deseo, no a él, pero sí ser feliz a su lado... Y tendría que bastarle mientras lo desee —le explico, meditando mis palabras mientras las voy diciendo —. Su hijo está de acuerdo y usted dijo, que siempre y cuando fuera así no se interpondría. No obstante, con una condición.

Amelie sacude la cabeza confundida.

—¿Cuál?

Le explico la letra pequeña de mi matrimonio con él y ella cierra los ojos, para pensarlo con pasimonia. Tras un rato esperando impaciente, me harto y me sumerjo en el agua dejando pasar el tiempo. Cuando salgo a la superficie ella me mira sonriente y satisfecha.

—De acuerdo, me parece bien —me informa, dejándome patidifusa.

—¿Có-có-cómo? —le cuestiono atónita.

Amelie estalla en carcajadas y me deja en shock, con ella nunca sabes por dónde te va a venir. Es una persona impredecible.

—Esto es lo que quería. Tener a una mujer y a un hombre en mi casa, que luchan por sobrevivir y no por peleas estúpidas sobre cómo vestir a sus doncellas en palacio —me responde, dejándome anonanada por su confesión.

El corazón se me detiene y grito en mi interior de alegría. Nunca me había sentido tan bien.

—En el ataque demostró defender lo suyo con osadía y hoy lo volvió a hacer. Quiero ver eso más en usted, señorita Cedrina. No me falle, ahora es una mujer y no una niña caprichosa —me anuncia, ensanchando más su sonrisa.

Acaricia mi mejilla con cariño dispuesta a irse, pero la retengo del brazo. Todavía tengo que hablar más con ella.

—¿Por qué?

Ella coge una bocanada de aire y su sonrisa se esfuma dejando una entristecida. Sus ojos se oscurecen y ladea la cabeza incómoda.

—Si en este mundo no se ayudan las mujeres, ¿Quién lo hará? Bastante hacen los hombres con nosotras, ¿No cree? —admite al final.

MENTIRAS EN LA REALEZA (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora