Al terminar de trabajar me despido de todos y Louis y yo volvemos a palacio, sin ser vistos. Él se despide de mi y decide volver a por mi en un par de días, para llevarme hasta Lucifer. Le conté mi idea y él se negó, pero quiero que me ayuden y sé cómo conseguirlo. Finalmente aceptó de mala gana. Va a ser un viaje duro y largo, pero él estará a mi lado y estoy satisfecha.
Por otro lado tengo que hablar con Brisa, esa conversación queda pendiente. Cuando vuelvo a mi habitación me topo con Barnaby y él agacha la cabeza cabizbajo. Nos miramos a los ojos y nos quedamos inmóviles y sin saber qué decir.
Sé que he pasado poco tiempo con él desde que fallecimos y resucitamos los dos, pero con Daniel cerca y Callie también, es difícil. Ahora, se suma la taberna que requiere mi presencia casi siempre. Creo que buscaré varios compañeros más que me ayuden. Sólo somos tres los que servimos y Matthew ayuda a Charlie en la pequeña granja que tenemos. Sería beneficioso para todos nosotros y yo podría descansar de vez en cuando.
—¿Todo bien? —me pregunta arqueando las cejas minuciosamente.
Su voz ronca y jocosa, me hace despertar de mis continuos pensamientos sobre tareas interminables. Sus ojos oscuros están puestos en los míos de manera inquisitiva y espera una respuesta de mi parte, algo impaciente e intolerable.
—Sí, ¿Y tú? —respondo con el corazón acelerado y las hormonas revolucionadas, al recordar ese beso que me hizo morir, pero que para mí fue un poquito de energía que necesitaba para seguir viva.
Quizás sea exagerado, no obstante, muchas veces he pensado en no seguir en este mundo tan despiadado y cruel. Desde que nací no es que haya tenido una vida fácil, económicamente sí, pero calidad no. Mi libertad la vigilaba mi familia y hasta a día de hoy tengo que seguir luchando por ella, siendo arrastrada por las obscenas costumbres de la sociedad, de que si una mujer se divorcia es una bruja, o una ramera.
—Bueno, es normal —masculla con recelo y chasqueando la lengua molesto —. Alvin es apuesto —espeta sin rodeos.
—¡¿Qué?! —exclamo patidifusa.
—¿Ahora te haces la sorprendida? Lo vi besarte —me reprocha irritado y comenzando a caminar, con intención de dejarme con la palabra en la boca.
—¡Él y yo no somos nada! —contesto en mi defensa, apretando los puños ofendida y reteniéndolo del brazo.
No se va a ir como si nada después de decirme esas injustas acusaciones.
—Sí, claro —insiste, arrastrando las palabras con rabia —. Díselo a esas ganas con las que le respondiste al beso.
—¡Le rechacé Barnaby! ¡Yo te amo a ti! —aclaro dolorida, por su desconfianza hacia mis sentimientos —. No vi venir eso, nada más.
Barnaby se queda observándome ruborizado y desvía la mirada cohibido e incómodo.
—Dime una cosa, ¿Cómo me siento cuando duermes siempre con Callie, y yo mientras tanto, en la habitación de enfrente? —suelto con rencor y dejándolo callado —. Déjame decirte que tengo derecho de al menos recibir un beso de alguien que me aprecia. Es mi amigo y si no lo aceptas es tu problema. Tengo derecho a vivir, después de haberme divorciado de ti a la fuerza por tu esposa, y casarme con alguien por capricho de mi familia, alguien que no hace mucho casi me mata a golpes, es algo que si tengo ganas no voy a rechazar, ni eso ni un abrazo, Barnaby. No quiero ataduras, quiero que me acompañen y me amen.
Un silencio sepulcral invade la estancia y durante bastante rato, él y yo, nos quedamos respirando con dificultad y atorados. Lo que me faltaba es que él ahora desconfíe de mi con todo lo que estoy haciendo, para seguir a su lado. Le amo, pero si no confía en mí no hay nada que hacer. Bastantes complicaciones tengo ya como para que él se ponga celoso con sus inseguridades, yo también tengo las mías y no ando reprochando nada.
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MENTIRAS EN LA REALEZA (TERMINADA)
ParanormalBarnaby está embrujado. En su adolescencia era un hombre arrogante y codicioso, todo lo que quería debía ser suyo. Aún así, muchas mujeres deseaban ser suyas aunque sólo fuera por una noche. Una vez hizo daño a la hija de una bruja, que lo pilló con...