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El señor Herrera hizo su aparición unos minutos antes del almuerzo. Como a toda la familia, Anahí fue de su agrado, y compartieron una bonita reunión familiar.

—Hijo, para el fin de semana que viene planeamos con tu madre ir al Rancho en familia. La novia de Axel irá, y Anahí podría venir — Eso ya era ir demasiado rápido, pensó Anahí. Pero no podía negarse, a Alfonso se le iluminaron los ojos como un chiquillo, como había dicho su madre. Además, se suponía que era la novia. Todos la miraron expectantes esperando la respuesta, sobre todo Alfonso.

—Me temo que podré ir solo un día — Contestó un poco tímida

—Bastará con eso, princesa — Se sentía tan malditamente bien cuando Alfonso la llamaba y la trataba así, que se ponía como tonta. Pero no debía permitírselo, no debía permitir que Alfonso la enamorara. Ella no creía en los cuentos de hadas, ni en los príncipes, ni en las princesas. El mundo real era ese, y ella no estaba para vivir en una burbuja. No podía borrar su pasado y vivir como una mujer decente, porque no lo era.
Se levantó y se disculpó con la familia Herrera, buscó sus cosas y luego de un saludo Alfonso la acompañó a la puerta.

—Gracias por este día... o por estas horas. Aprecio mucho que te hayas quedado — Sacó su billetera y un par de billetes, muchos. Anahí abrió los ojos como plato, pero se negó.

—No tienes que hacerlo, me quedé porque quise. Y por lo de anoche ya me pagaste. Nos vemos Alfonso.

Se fue sin más, sin un beso, sin un saludo... dejando a Alfonso desconcertado. No podía imaginar que era lo que había estado pensando para hacerla cambiar de actitud de un segundo para el otro.

***

Cuando Alfonso volvió con su familia, lo hizo un poco más serio; algo que notó su madre, que se acercó preocupada.

—¿Pasó algo hijo? Anahí se fue tan repentinamente.

—Tenía cosas que hacer, no podía retenerla más tiempo — Mintió aún serio. Su madre le palmeó la espalda.

—Fue... demasiado para ella ¿verdad? Recién se están conociendo y ya conocer a la familia es un poco... mucho.

—Algo así — Susurró fastidiado —Bueno sí, fue demasiado. No teníamos planeado que ustedes la conocieran... no aún — Explicó pasándose las manos por la cara.

—La quieres mucho — Alfonso la miró —Y no te lo estoy preguntando, te lo estoy afirmando. La quieres, y se nota. Ella también.

—Lo dudo. No creo que me quiera como yo a ella. No entiende que la amo, no entiende que es suficiente para mi, que quiero hacerla feliz. Solo quiero que me dé chance de amarla sin límites.

—Ella también siente eso, créeme. Soy mujer, lo noto. Hemos tenido una charla en la cocina, no te diré lo que hablamos... pero créeme que esa chica siente cosas por ti hijo. Lucha por ella. Si la amas, lucha por obtener su amor, y sobre todo por darle seguridad. En cuanto tenga la seguridad que necesita, acabará reconociendo lo mucho que te adora.

—Pero yo no la adoro, ni la quiero... yo la amo mamá. Y ella piensa que no es suficiente para mí, pero no entiende que es más de lo que alguna vez deseé.

—Me dijo exactamente lo mismo, piensa que eres mucho para ella. Pero te lo repito, lucha por ella. Noto que es una buena mujer, solo que tiene... su lado oscuro — Alfonso se paralizó —Nomás digo — Se encogió de hombros —Ven que tus hermanas ya están mirando y vendrán a indagar en segundos.

Y por más que Poncho trató de luchar por su amor, si Anahí no se dejaba él no podía hacerlo, porque no quería obligarla a nada.
Tres días después de su cumpleaños, luego de no saber nada de ella, apareció en su departamento poniéndole fin a lo que tenían. No más encuentros, no más sexo, no más farsa. Ella no era capaz de soportarlo, y no era capaz de no sentir. Si se quedaba más tiempo a su lado iba a dejar fluir todo, iba a darle lo que Alfonso necesitaba y lo que ella sentía, y no podía permitírselo.

Que el cielo no se tiña de duelo |Anahi & Alfonso Herrera |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora