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Any salió hecha una furia a la sala, pero su cara cambió cuando vio a una niña idéntica a su amiga. Se llevó la mano a la boca, sorprendida, y sonrió.

—No puedo creerlo — Se acercó a la pequeña que la miraba sin expresión —¿Mayra? ¿Es Mayra? — Le preguntó emocionada a su amiga, que asintió con la misma emoción.

—Es tu sobrina. Mírala, está enorme — Luego de saludar al abogado y a su cuñado, Anahí se acercó a la niñita.

—Hola Mayra, soy la tía Any. ¿Sabes? Soy muy amiga de tu mamá, y te tuve en mis brazos cuando apenas eran un bebé — Le contó emocionada a Mayra que ahora sonreía —Estás preciosa.

—Hola Any. Gracias, tú también eres preciosa — Any le dedicó una sonrisa y se dirigió a su amiga.

—¿Cómo...? — No terminó la frase cuando Sori, con una perfecta sonrisa, señaló a Axel a su lado. —Axel... — Sonrió —¡Eres como tu hermano! ¿Sabes? Ustedes son como tener un abogado, un genio que cumple todos tus deseos y un Santa Claus personal — Rió. Axel acompañó la risa de Anahí y Soraya.

—Pues, este genio está para cumplir deseos, así que dime.

—Adivinaste, genio. Necesito ir a España y Alfonso me dijo que... — No terminó de hablar cuando Axel ya estaba marcando un número en su móvil.

—No te preocupes cuñada, en unas horas estarás en España con tu amorcito — Volvieron a reír, esta vez hasta la niña y el mismo abogado.

—¡Neta que son increíbles ustedes Herrera! — Expresó la castaña con una carcajada. Conociendo a Axel, tendría los pasajes en unas horas y ella estaría a más tardar mañana por la noche en España.

Y así fue, al otro día Anahí aterrizó en el aeropuerto de España. Allí la había estado esperando un hombre con un cartel con su nombre, que la llevó hasta un prestigioso departamento en Madrid.
Iba a tocar el timbre cuando la puerta se abrió y vio salir a una bonita mujer, delgada, de cabello castaño y lacio, bien maquillada y con ropa muy formal. Detrás salió Aysha vestida también formal, que al verla se largó a sus brazos abrazándola.

—¡Any! — Gritó la pequeña colgada de su cuello. Anahí se había agachado cuando la vio correr. Alfonso hizo su aparición vestido como todo un ejecutivo pero más informal; solo un pantalón de vestir negro, camisa blanca, zapatos y su cabello húmedo. Estaba condenadamente sexy y Anahí tragó grueso cuando lo vio. Tres semanas habían pasado, y verlo así tan... varonil, casi la hizo perder la estabilidad.

—¿Any? — Alfonso estaba muy sorprendido, dado a que Anahí había querido darle una sorpresa que había preparado junto a Axel. Pero al parecer llegaba en un mal momento, todos iban de salida. —¡Mi amor! — Si estaba sorprendido, pero la abrazó con una ternura habitual en él, para luego besarla ligeramente en los labios.

—Hola — Susurró —¿Iban de salida? — Alfonso miró a Jessica, que estaba seria mirando a Anahí.

—No te esperaba y... íbamos a cenar. Pero, vamos mi amor. Así conoces un poco la ciudad — Jessica rodó los ojos y bufó —Lo siento, ella es Jessica la abogada a cargo del caso de Aysha — Le dijo a Any —Y ella es mi novia Anahí — Le explicó a su amiga.

—Mucho gusto — Se saludaron con un gesto nada más. Anahí seguía con Aysha pegada a su cuerpo, y la situación estaba tensa.

—Bueno — Habló Alfonso —Pasemos. Dejamos tus maletas y vamos ¿Quieres? — Anahí no tenía muchas ganas de salir, y agradeció interiormente cuando la abogada decidió salir sola con Aysha a cenar, permitiendo que Alfonso le diera una bienvenida digna a su novia.

Que el cielo no se tiña de duelo |Anahi & Alfonso Herrera |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora