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Alfonso jugaba con su niña luego de terminar unos asuntos pendientes de su trabajo. La pequeña estaba dibujando y Alfonso platicaba con ella. Aysha había terminado de pintar uno de sus dibujitos y se lo enseñó a su padre.

—Que hermoso dibujo hijita. Tú si que dibujas bien — Dijo halagándola. —¿Quiénes son? — Preguntó, pues había tres adultos.

—Mami — Señaló —Papito, tú — Señaló al de al lado —Yo.

—¿Y ella? — Estaba un poco alejados de ellos tres y sostenía algo en sus manos.

—Ella es un María — Le acarició el rostro al dibujo y señaló sus manos —Allí está Mateo — Alfonso se extrañó, pues no le habían hablado a la niña aún ni del embarazo ni de nada del bebé.

—¿Quién es Mateo? — La pequeña lo miró con sus ojos casi verdosos y alzó sus hombros.

—Un niño — Alfonso quiso investigar más.

—¿Y de quien es el niño? — La niña miró el dibujo y no dijo nada.

—Ella está en mis sueños — Señaló a la mujer alejada. —Nos protege — Alfonso no sabía que pensar, parecía una locura. Tal vez era una amiga imaginaria de Aysha, todos los niños tienen de esos amigos, pensó.

—Que bueno. ¿Y para quien es el dibujo?

—Para mi mamita y para ti — Lo dobló. —¿Se lo muestras? — Alfonso asintió y le besó la cabeza.

—¿Qué te parece si te vas a bañar mientras yo preparo la cena y esperamos a tu mamá con una rica comida? — La pequeña se levantó y asintió antes de abrazar a su padre.


—¿Le perdonaste una infidelidad? — Preguntó Soraya sorprendida. Su amiga siempre sostenía que jamás perdonaría algo así, pero ahora al parecer pensaba distinto. —Estás locamente enamorada, amiga. Bueno además ahora tienen a ese bebé que necesita una familia, e hiciste muy bien en pensar en él y en Aysha antes que nada. Está perfecto que piensen en la familia. Any... — Se acomodó mejor en el sofá —Ambas sabemos que la vida es así, que la vida se trata de pasar muchos obstáculos, de tropezar con muchas piedras. Muchas personas tratarán de separarlos, hasta la misma Jessica porque conocemos a esas tipas ineptas que son capaces de cualquier cosa, pero recuerda siempre levantarte y luchar por lo que quieres; ya sea por Alfonso, por tu familia o por lo que sea. No dejes que otros desmoronen tus sueños por favor, porque te mereces ser feliz como lo eres con la familia que has formado. Y me tienes para lo que sea, y si se vienen días grises aquí estaré yo como siempre, apoyándote, ayudándote. Te quiero amiga, eres... eres todo para mí, lo sabes. Crecimos juntas, vivimos muchas cosas juntas y quiero que sepas que siempre trataré de ayudarte en lo que pueda — Dijo entre lágrimas —No sé que tengo que ver yo aquí, pero solo quería decírtelo... o recordártelo más que nada — Se secó las lágrimas —Tú estás embarazada y yo soy la sensible. Que loco ¿verdad? — Anahí sonrió y llorando la abrazó.

—Tú tienes que ver en todo, porque eres parte de mi vida. Mi hermana — La rodeó con los brazos más firmemente —Te quiero mucho Sori—

Cuando Any llegó luego de hablar de muchas cosas con su amiga, se encontró con la cena. Sonriente entró a la cocina al ver a su novio y a su hija.

—¡Hola! — Llegó a ellos y los saludó, a Aysha con un beso y un abrazo... y a Poncho con un roce de labios. —¿Qué prepararon de delicioso? — Miró la fuente —¡Mmm esto huele delicioso! — Poncho la miró y la tomó de la cintura.

—No me saludes así luego de haber soportado tantas horas sin poder besarte — La apretó a su cuerpo y acercó su rostro al de la castaña. —¿Cómo es adecuado no? — Any sonrió y lo besó largamente pero sin profundizar ya que Aysha se encontraba allí.

—Está la niña — Dijo alejándose. Le sonrió a la pequeña que los miró por un instante. —Iré a dejar el bolso y vuelvo. ¿Necesitas que ponga las cosas en la mesa? — Poncho negó.

—No, usted señorita no tiene que hacer nada. Vaya tranquila — Entonces se retiró.

Luego de cenar, de juntar las cosas y lavar la vajilla, Any le hizo un gesto a Poncho y éste entendió. Entonces sentaron a su niña junto a ellos y comenzaron a hablar.

—Pequeña, tu mamá y yo tenemos algo que contarte. Algo que seguramente te pondrá muy feliz — Comenzó Alfonso. La niña esperaba atenta la noticia.

—Aysha — Any carraspeó aclarándose la garganta y luego le tomó las manos —¿Te gustaría a ti que nosotros tengamos un bebé? ¿Te gustaría tener un hermano? — Anahí y Alfonso se esperaban una sonrisa, un salto de alegría o algo por el estilo, pero la niña no expresó nada. Solo miró a Any fijamente.

—Hija, Any y yo tendremos un bebé. Aquí — Señaló el vientre de Anahí —Crece tu hermanito — Aysha miró el vientre de su madre y frunció el entrecejo.

—¿Un bebé? — Preguntó algo afectada. Los A's asintieron felices, pero su hija no estaba como ellos. Su rostro estaba desencajado.

—¿No te agrada la idea de tener un hermano? — Aysha miró a Any y luego sonrió.

—Si mamita — Afirmó, pero luego le miró el vientre —Pero... ¿Cómo llegó el bebé ahí? — Preguntó sin entender. Anahí suspiró de alivio, y Poncho tragó grueso.

—Bueno, eso es largo de explicar... mañana lo haremos mejor ¿si? Pero queremos saber que sientes... ¿Te gusta la idea de tener un hermano? — Preguntó la castaña y vio que la niña asentía.

—¡Si! — Los abrazó —Pero yo... quería... niña — Poncho miró a Any con sorpresa.

—¿Otra que piensa que es niño? — Preguntó divertido. —¿Qué pasa si viene otra princesa eh? Así de hermosa como ustedes — Ambas negaron y Aysha habló.

—¿Cómo se va a llamar? — Cuestionó acariciando el vientre aún plano de Anahí.

—Mateo. Tu hermano se llama Mateo — Susurró la castaña en respuesta.

—¿Mateo? — Frunció el ceño —¿Cómo el bebé de María? — Any no entendió.

—¿Quién es María? — Poncho miró a Anahí y le respondió por Aysha.

—Una amiga imaginaria — Respondió.

—No es imaginaria — Se quejó su hija mientras cruzaba sus brazos. —María es mi ángel — Explicó. —Mateo es su bebé.

—Bueno, como sea, tu hermano se llamará como el hijo de tu ángel — Comentó.

—Mira — Alfonso tomó el papel donde había dibujado su hija y se lo enseñó a su novia. —Nosotros, María y Mateo — Anahí tomó el dibujo y un escalofrío le recorrió el cuerpo.

—¿Se llama solo María o tiene otro nombre? — La pequeña no dijo nada —Aysha ¿Dónde la ves?

—Cuando duermo — Respondió y luego se levantó para irse corriendo a la habitación. Any quedó confundida, pero Poncho se le acercó y le quitó importancia.

—Todos los niños tienen amigos imaginarios, no te preocupes — La tranquilizó —¿Vamos a la habitación? — Any lo miró seriamente y se levantó seguida de Poncho.


Mientras se duchaba Any pensaba en la mujer del dibujo de su hija, era muy parecida a su madre y... se llamaba igual. Aunque su madre usaba siempre un sobrenombre, nunca usaba el nombre María para referirse a ella. Cerró los ojos bajo el chorro de agua tibia y se relajó, debía apartar esas ideas de la cabeza, pues como había dicho Poncho; los niños suelen tener amigos imaginarios. Aunque fuera mucha casualidad.
Una mano sobre su vientre la sobresaltó, pero cuando Alfonso le habló al oído se tranquilizó aunque quedó tensa.

—Relájate — Susurró en su oído. Pero Anahí no sabía por qué no podía relajarse y por qué estaba tan nerviosa. ¿Había de ser porque Alfonso y ella hacía tiempo no intimidaban? No, ella nunca se ponía de ese modo pero ahora había algo... ¿Tal vez el embarazo?
La mano de Alfonso recorrió su vientre suavemente, rozando apenas. Subió a sus costillas y las recorrió una a una, luego llevó su mano hacia el lateral de su cuerpo acariciándola hasta llegar a sus pechos. Con una mano atrapó uno y sintió a Any gemir. O era por el toque de Alfonso que se ponía así porque hacía tiempo no lo hacía, o era más bien por la sensibilidad del embarazo.
La boca de Poncho besó su cuello con suavidad, luego su clavícula apartando el cabello empapado de su lugar para seguir su camino, mientras con una mano acariciaba los senos y la otra bajaba por los muslos de la castaña.

—Poncho... — Susurró sin aire. Con tan solo tocarla estaba excitándola, y ni siquiera había tocado algún punto de placer, solo eran suaves caricias.

—Shhh — La tranquilizó llevando ahora su mano izquierda a su intimidad. Se acercó más a ella y Anahí pudo sentir su excitación sobre su trasero.

—Alfonso... la niña — Dijo en voz baja y con sus ojos cerrados.

—Está dormida. Fui a verla antes de entrar aquí — Tomó el lóbulo de su oreja con los dientes y le dio un suave tirón. Anahí gimió. Mientras éste acariciaba su intimidad.
Any apoyó sus manos sobre los azulejos de la ducha obligada por Alfonso sin abrir los ojos... solo se dejaba llevar. Su cuerpo estaba más que sensible, con solo un roce Alfonso estaba llevándola a la cima. Su corazón estaba acelerado, su garganta casi cerrada y su rostro se puso rojo cuando Poncho comenzó a frotarla cada vez más rápido y fuerte. Echó su cabeza hacia atrás apoyándola sobre el pecho de Alfonso y jadeó. Él la sostenía con un brazo desde la cintura para no dejarla caer, y Any quitó sus manos de la pared para agarrarse del fuerte brazo de su amado, apretándolo, rasguñándolo cuando sentía que no podía más. Entonces Poncho introdujo suavemente un dedo en su interior, para luego agregar otro mientras que con la palma de su mano le daba placer a ese pedacito de nervios que estaba hinchado, duro y sobresaliente.
A la castaña se le aflojaron las piernas, no podía sostenerse con ellas y se sentía volar. Su mente daba vueltas, nada existía, solo el placer que estaba sintiendo. Se dejó llevar por Alfonso que la volteó y levantó una de sus piernas para que le rodeara las caderas, entonces llevó su miembro erecto a su entrada y la penetró fuertemente, haciéndola gruñir. Any apoyó su cuerpo en la pared mientras que el cuerpo de Alfonso la acorralaba. Una vez dentro completamente Poncho disfrutó la unión por unos largos segundos antes de comenzar a moverse.

—Te extrañé tanto Anahí, tanto. No quiero vivir nunca sin ti, sin tu cuerpo, sin tu amor — Jadeó entre cada embiste.

—Yo... tampoco mi amor. No vuelvas a rechazarme... por favor — Pidió con los ojos cerrados y el placer estampado en su cara. —Te amo — Poncho la besó y siguió haciéndole el amor en la ducha como antes. Al parecer ahora iba a volver a ser todo como alguna vez fue.

Que el cielo no se tiña de duelo |Anahi & Alfonso Herrera |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora