Capítulo 19

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No he podido concentrarme en la última hora, estoy leyendo un nuevo libro y no he avanzado de la segunda página

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No he podido concentrarme en la última hora, estoy leyendo un nuevo libro y no he avanzado de la segunda página. Estoy nerviosa por la prueba de esta noche, sé que no debería, pero no puedo evitarlo, y no solo es el hecho de que tengo que escoger el vestido perfecto, sino también que voy a ver otra vez a la madre de Klain. Nuestra relación no fue la más bonita, pero yo amaba mucho a su hijo y ella también lo hacía como para aguantarnos por él.

Mi teléfono suena ahuyentando mis pensamientos y respondo enseguida.

-Hola Mada.

Le dije a Madahi que estaría en mi balcón, que si necesitaba algo me marcara a mi celular.

-Cami, el señor Cavanaugh, perdón Sebas- se disculpa con él por hablarle de usted- quiere verte.

Suelto un resoplido porque sigo resentida por lo que me enteré ayer, de hecho, hoy le dije que tenía mucho trabajo como para reunirnos, pero veo que eso no le impidió venir a mi oficina.

-Está bien Mada, que pase.

Cuelgo y escucho como un segundo después la puerta se abre. Mantengo mi mirada en los edificios mientras mi estómago comienza a hacer movimientos extraños, intento calmarlos, pero no es fácil cuando puedo oler el aroma de Sebas que se esparce por el balcón con el viento.

-Hola petite. – Aggh ese maldito apodo otra vez.

-Hola.

Toma asiento a mi lado, puedo sentir su intensa mirada y aunque quiero ver esos ojos que muchas veces me dan tranquilidad no lo voy a hacer, me derrumbaría en un segundo y eso es algo que no le puedo mostrar.

- ¿En qué libro estás trabajando? - Pregunta haciendo un ademán con la cabeza hacia el libro abierto que tengo en mi regazo.

-En el próximo best seller.

- ¿Tan bueno es?

-No lo sé, apenas voy empezando, pero tengo fe que en que puede ser algún día un gran éxito.

-Me gusta tu optimismo Cami.

-Es parte de mi trabajo, ver lo mejor he intentar convencer a las personas de ello, aunque no puedan verlo.

Nos quedamos en silencio, aunque no es tan incómodo como podría imaginar. Y después de unos segundos su mano despega la mía del libro y envuelve sus dedos con los míos, sin poder evitarlo dirijo mi mirada hacia nuestras manos unidas y siento como las lágrimas se intentan formar en mis ojos. Este pequeño detalle hace que crezca una pequeña esperanza de que un día seamos una pareja como muchas otras. Si claro Camille, sigue soñando.

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