Capítulo 24

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El semáforo nos ilumina con su luz roja, Sebas me mira y yo le devuelvo la mirada, sonreímos y poco a poco nos acercamos para un beso y justo cuando nuestros labios están por tocarse, el claxon del carro de atrás nos interrumpe.

-Luego. - Susurra Sebas en mi boca.

No estoy segura de que pueda soportar esta noche, el previo ya es demasiado para mí. Llevamos más de cuarenta minutos conduciendo (obviamente conmigo cantando), pero vale la pena porque el restaurante al que vamos es uno de los pocos de comida mexicana en el que sus dueños son mexicanos así que intentan seguir con sus tradiciones.

Cuando llegamos Sebas me abre la puerta del carro como ya es costumbre y caminamos hacia la entrada del lugar, coloca su mano en mi cintura con un agarre fuerte, entramos y nos sentamos en una de las mesas vacías. Se acerca una joven a tomarnos la orden, alcanzo a leer en un pin que tiene en su vestido que se llama Kim, se le nota que ya está agotada de trabajar y la entiendo. Suelto un suspiro al recordar que hace solo unos años también terminaba cansada después de ir a la escuela o al trabajo y tener que ir al restaurante.

- ¿Qué pasa? – Pregunta Sebas sacándome de mis recuerdos.

- ¿De qué? – Estoy confundida por su interrogante.

-Tenías el ceño fruncido, pero no era de enojo, era más como de nostalgia y no dejabas de ver a la joven.

-Oh, no me di cuenta – intento relajar mi cuerpo y cara – solamente se me vino a la mente cuando yo también tenía que trabajar en un restaurante, aunque estuviera muy agotada por las practicas o la universidad.

Me mira a los ojos con tanto...

- ¿Te he dicho lo orgulloso que me siento de ti por todo lo que hiciste por tu cuenta?

...orgullo.

Toma un mecho de mi cabello y lo coloca detrás de mi oreja. – No respondas porque, aunque ya lo haya hecho lo voy a volver a hacer una y mil veces más, muchas mujeres como tú son un gran ejemplo.

-Gracias. - Respondo dándole un beso pequeño.

-Te lo mereces.

Le cuento un poco más a Sebas sobre mis momentos de estudiante, aunque no sean tan emocionantes como los que él me platica, pero, aun así, parece entretenido con mis aventuras que casi siempre terminaban en tragedias.

-Oh se me olvidaba preguntarte. - Exclamo cuando recuerdo la plática que tuve con Mimi y Katie ayer. – Sé que todavía faltan algunos días, pero me preguntaba si tienes algún plan para el 4 de julio.

-Mmm nada en especial, ¿me vas a proponer que nos la pasemos juntos ese fin de semana haciendo algo indecoroso?

-No precisamente. – Rio.

-Entonces, ¿haciendo muchas cosas indecorosas petite?

-No Sebas. – Lo empujo del hombro cuando siento mi cara calentarse. – En realidad, mis amigas y yo todos los años vamos a Mendham, solo por ese día, pero este año cae en fin de semana así que vamos a aprovechar para quedarnos un tiempo en la ciudad. Hacemos una cena donde nos reunimos las tres familias, e incluso un año nos acompañó la familia del novio de Mimi.

-Y, ¿quieres que yo vaya?

-En realidad, queremos que vengas, mis amigas están de acuerdo.

Bufa por mis palabras.

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