17;

319 43 31
                                    

Omnisciente

Sirenas de ambulancias y policías se escuchaban por todos lados, el pequeño cuerpo del menor de diecisiete años se encontraba tirado sin vida en la carretera, su teléfono sonaba y sonaba, esperando ser contestado, contestado por él, no por un policía.

- Mateo, ¿Dónde estas? Llevo esperándote más de dos horas, ¿Todo está bien? - Preguntó el mayor de diecinueves años del otro lado de la línea.

- Lamentémoslo informarles que Mateo palacios acaba de tener un accidente automovilístico, ahora mismo están llevando su cuerpo al hospital - Biquard se esperaba cualquier cosa, menos que su pequeño chico allá perdido la vida, su corazón se quebró, se quebró en miles de pedazos, lo único que quería era que aquello fuese una broma, una broma de muy mal gusto.

- Es una broma ¿verdad? - Dijo Vainstein con la voz entrecortada, no quería creerlo, aquello no podía ser verdad, su Teo no puede estar muerto.

- Lo sentimos mucho - Dijo el oficial para después colgar y seguir haciendo su trabajo.

Biquard estaba destrozado, no podía creer que el chico, el cual estaba enamorado acababa de perder la vida. Manuel lo había invitado a su casa, le iba a pedir que fuera su novio, pero el destino le jugó en contra.

Una voz en su cabeza le decía que todo fue culpa suya, que si tan solo no le hubiera dicho que fuera a su casa Mateo estaría con vida, y él, decidió creer esa pequeña voz.

(5 días después)

- Hola Manuel - Habló el padre del difunto Mateo, Manuel lo miró y rápidamente sus ojos se llenaron de lágrimas, Pedro le recordaba tanto a Mateo y eso lo estaba matando.

- Todo es mi culpa Pedro, si tan solo no lo hubiera invitado a ir a mi casa él estaría vivo y nosotros no estaríamos aquí - Se culpó el menor de los dos, Palacios lo envolvió en un cálido abrazo, donde minutos después se unió Camilo y algunos amigos de Mateo y la familia.

Pedro estaba destrozado, su hijo había muerto, no quería culpar a nadie, pero, si tan solo ese chofer no hubiera estado borracho, su pequeño estaría con ellos.

En la cabeza de Manuel solo pasaban como flashes los momentos junto a Mateo, desde el día en que lo conoció en el aula hasta hace poco, en la casa de Mateo.

Manuel extrañaba los besos, las caricias, las risas que compartió con él, eso no se lo iba a negar a nadie.

Extrañaba tanto a Mateo. A su Mateo.


The end.

Falta el epílogo💔.

Seventeen; TrueplikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora