Dragon

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Al ver el dragón en su máximo esplendor di un paso hacia atrás. Su mirada se dirigía en mí y yo tenía miedo de su próxima reacción. No podía evitar mirarle, mientras él se acercaba y me olisqueaba. Se sentía extraño, un fuerte viento que me empujaba hacia el dragón.

Sentía mi corazón como si fuese a salir del pecho. Me temblaba el cuerpo y también notaba un calor en todo mi cuerpo. Sin esperarlo salí huyendo en la oscuridad de la noche mientras miraba atrás.

El dragón rugía. Un poderoso rugido que espantó a los pájaros que en los árboles anidaban y descansaban y las distintas bestias que antes dormían, se despertaban y corrían temerosas ante una posible amenaza.

No podía ver bien en la oscuridad, todo estaba oscuro. Aún así, escuchaba sus pasos desde lejos. Tenía mucho miedo de lo que podía ocurrirme y me imaginaba los peores escenarios. ¿Me devoraría? ¿Me arrancaría la piel? ¿Me quemaría? ¿Qué es lo que podría hacerme?
Por mucho que corría escuchaba las ramas rompiéndose. Pasos muy fuertes que se acercaban a mí. Estaba perdido y aterrorizado pude ver unas llamas que iluminaban su rostro lleno de escamas. Las llamas se expandieron sobre mí y me tenía que detener. Estaba atrapado, no había forma de escapar. Mala suerte la mía.

Lloraba y suplicaba ante lo que podía ocurrir. No quería que me pasara nada, aún así aquí estoy. Las lágrimas recorrían mi cara y podía ver, iluminado por el fuego, sus grandes ojos dorados y su gran piel de escamas rojiza

MicrorrelatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora