Las manos que antes te sacaron del pozo son los mismos que le elevaron. Un bastón de mando de plata sobre tus manos. El honor del liderazgo sobre ti. Un breve silencio que ocultaba los cuchicheos de la catástrofe.
"La traición es castigada" repetían. El pantano se oscurecía y se hacía más difícil el paso. Algo llegaba y no pudiste verlo. "Roma no paga a traidores" sentenció el juez.