Capítulo 7.💄

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Dramas de mi vida

Somos una casualidad llena de intenciones. -Mario Benedetti.



Gianna

La incomodad se hace presente, el calor se apodera de mi cuerpo a pesar de que estoy desnuda. Mis manos quitan el material de tela que me cubre, pero no pasa nada cuando de nuevo soy cubierta con las cobijas. Abro los ojos con dificultada, lo que veo me deja algo confundida. No sé cómo es que Berlín entró en la habitación, pero es lo primero que veo. Veo a mi perro en la cama jugando con Alessandro.

Doy un gran bostezo y sonrío por la linda escena.

Ese perro odia a toda la gente, es tan raro verlo ser juguetón con alguien que no sea yo o mis hermanos.

—Buen día —él planta la mirada en mí cuando ve que estoy despierta

—Buenos días —me pongo de lado para acariciar la cabeza de Berlín

—Es un lindo perro —comenta— lloraba en la puerta esta mañana.

—Siéntete importante, Berlín odia a todos. Es raro que de muestre cariñoso con desconocidos.

—Que puedo decir. Soy irresistible —pongo los ojos en blanco.

Berlín capta algún movimiento fuera de mi habitación. Por lo que levanta sus largas orejas y corre hasta la puerta. Me mira varios segundos antes de empezar a mover la cola.

Alessandro es quien se levanta —aún desnudo— y camina hasta la puerta para dejar salir a mi perro. En su espalda puedo ver el típico tatuaje de la Camorra, la calavera que significa a muerte con la bandera de Italia y de Campania.

De todas formas, el tatuaje de su brazo me gusta más. Líneas extrañas con letras que no tengo ni la menor idea de lo que significa.

Una vez el perro fuera de la habitación y con la puerta pasado el seguro, Russo viene de nuevo a mi lado, se mete debajo de las sábanas y se acurruca a mi lado. Me toma despacio del rostro y me besa.

Mierda, me encanta como besa. Me está empezando a gustar más de lo que debería admitir.

Alessandro me está presentando a uno que nadie conoce.

Las cosas van bien por su parte. Por la mía...

—Tu novio no ha parado de llamar —se aleja un poco y lo lamento— me ha costado no contestar y...

—Te pido que no te metas en esto, ya lo voy a solucionar.

—Más te vale, no quiero que abras la boca cuando se trata de ese idiota. Lo lamentarás.

—¿Amenazas? —ya me alejo más de él.

—Como tú quieras tomarlo, dolcezza —una vez más, se acerca—. Debo irme

—¿Tan rápido? pensé que te quedaría unos días más —me quejo en un intento de hacerle saber que no estoy enojada por el comentario anterior.

—Debo arreglar cosas —se levanta de mi lado— puedes venir conmigo. Sigue en pie el plan de presentarte como mi prometida

Me sonríe antes de entrar al baño.

—¿En serio hacemos esto? —no responde, ya está en la ducha.

Me levanto, igualmente desnuda. Sigo sus pasos hasta la ducha con paredes de cristal. Ya está debajo de un chorro de agua. Solo puedo concentrarme en su perfecto cuerpo ahora humedecido por el agua.

Nella Mafia © | ITALIA 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora