Capítulo 12.💄

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Mi perdición

Así me gusta, tan jodidamente rebelde. De mente sucia y mirada inocente. -David Sant.



Alessandro

Bajo al sótano de la casa con toda la paciencia del mundo. Orlando me sigue de cerca junto con una caja negra que tiene mucho o nada que ver con la mujer que llegó a mis manos hace unos días, yo diría que por conciencia de la vida cayó en mis manos. Ya que Julia Vitale es una mujer en quien no confió para nada, mis hombres decidieron averiguar un poco más dentro de su casa, o al menos en una de las muchas que tiene. Dentro de la vivienda no encontraron nada sospechoso, no hasta que uno de los perros rastreadores estaba desesperado por bajar al sótano.

Entre cuadros viejos y muebles podridos encontraron la caja, una caja con información cuestionable.

Un soldato me abre la puerta en el momento que llego al lugar que ha sido testigo de todas mis masacres. Entonces me deja ver a la mujer que estaba en Bacoli. Julia. Esta vez ya no está solo sentada en una silla. Está amarrada y semidesnuda. Pero se lo merece por mentirme y por mentirme sobre su esposo.

La idea de tenerla así, por supuesto fue de mi hermano. Seguramente yo ya le habría cortado el cuello.

—Poco hombre —dice en un hilo de voz— ¿Cómo te atreves hacer esto a una mujer?

La caja que tenía Orlando es depositada en la pequeña mesa que está a su lado. La mujer mira brevemente, disimula bastante bien.

No solo encontraron la caja, en ese momento capturaron a Jack Vitale, quien al parecer estaba por llevarse la caja a Roma, lo encontraron con un boleto de avión y no me sorprendió al saber que era de mi aerolínea. En la caja están unos cuantos papeles con información de los supuestos enemigos que tengo.

La Cosa Nostra.

La mayoría de información es correcta, como el nombre del jefe, o sea Gianna. También hay información en lo que se centran mayormente, sus negocios y como es la estafa de los establecimientos. Incluso de los socios internacionales, en espacial de Rusia. Me tomé la molestia de comprobar ciertas cosas. Uno de los socios de Gianna, específicamente de Rusia es Viktor Petrova, quien comercializa con armas. Sin embargo, en la información que tenía el esposo de Julia es de un tal Damien Volkov, quién es el capo de la Bratvá.

—¿Tú esposo se suicidó? —la miro de reojo ya con una sonrisa en la cara.

—Sí —responde firme. Es una buena mentirosa.

—Entonces no conoces está caja.

—No la había visto en mi vida —parece muy convencida.

Saco uno de los papeles que hay dentro la volteo y se la pongo en la cara para que lo lea.

—Damien Volkov... —digo— ¿qué sabes de él?

Silencio. Se queda en un silencio muy incriminatorio. No sé muy bien lo que planea y voy a hacer que hable. Por las buenas, o por las malas.

—¿Planeas entrar a mi mafia para entregar información? —aparto la hoja.

—N- no... —esta vez tartamudea.

—¿Cuándo dejaras de mentir Julia? —me río—. Orlando. Haz que entre.

El hombre hace una señal y en solo segundos el esposo de Julia entra en compañía de mi hermano. Con una sonrisa, tira al piso al hombre que está golpeado hasta casi la inconsciencia; desnudo, lleno de sangre y moretones.

Nella Mafia © | ITALIA 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora