Capítulo 37.💄

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No te niegues

Te he dejado pensando en muchas cosas, pero ojalá pienses un poco en mí. -Mario Benedetti.



Alessandro

Por más que no quería llegar a Campania, Omar me insistió de que debo estar presente para la revisión de las oficinas de AlItalia en Nápoles. Yo estaba bastante seguro que no encontrarían nada, pero para evitar seguir causando sospechas o incluso rumores, es mejor que haya estado presente. Entonces, después de estar más de cuatro horas parado mirando como revisaban cada rincón ahora mismo llego a Roma en compañía de agentes de la Interpol además de la presencia de Allan.

Sigo con mi coartada de que yo no tenía ni la menor idea de lo que mi padre hacía. El detective parece estar convencido de mi palabra y como es obvio, Marino no cree una mierda de lo que sale de mi boca. Y no me preocupa porque no logrará conseguir absolutamente nada de mí, y si como último recurso va con su hijo, yo le corto el cuello a Matteo.

Entonces, en mi mente sigue la recurrente pregunta de porque no mato a Matteo. El principal motivo era siempre, no quería que Maximilian se involucre en lo mío, mi plan era amenazarlo con la vida de su hijo y que me deje en paz. Pero como mi padre decidió arruinarlo para mí sería muy fácil matar a Matteo, pero yo sé que toda la situación se volverá peor...

—Señor —Orlando se para a mi lado— su esposa acaba de informar que ya tiene todo asegurado, por su parte y por parte del señor Ricci.

—Perfecto.

—Y todo salió bien en la casa del Marino. La señora no sospecho nada.

—¿Tienes las grabaciones?

—Se enviaron a su correo.

—Bien, envíamelas y dile a Gianna que llamó después, que estoy ocupado.

Gianna pierde en esta ronda una vez más. Yo lo controlo todo y ella sigue ciega ante eso.

—Como ordene, señor —vuelvo a poner mi vista en dirección a la oficina de AlItalia en Roma— Otra cosa. Los hombres atraparon a un deudor hace unos minutos, está en control migratorio, no ha querido decir nada.

—Joder. Lo mantienen ahí hasta que estos idiotas se vayan después lo metemos en la oficina. Es riesgo ahora mismo llevarlo a un local.

—A sus órdenes —con eso desaparece.

El personal que trabaja para mí observa curioso mientras el equipo espacial revisa cada documento en presencia de mi abogado y del gerente. En su mayoría saben a lo que en realidad de dedico, pero algunos solo saben que soy el dueño y esto es lo único que tengo...

—Te voy a hacer caer y lo sabes —me susurra Marino a mi lado—. No me importa cuánto tiempo me lleve.

—No sé de qué hablas —no lo miro—. Todo está limpio.

—No sé qué demonios hiciste. No sé si tu padre es muy idiota o moviste piezas, pero te voy a atrapar y te voy a hacer caer igual que a Gianna Greco. Jefa de la Cosa Nostra ¿no? —me tenso ante la mención de mi esposa.

Me quedo sin palabras y él solo se leja con una sonrisa burlona, como si supiera que en realidad va a joderme. Joder, sabía que ese hijo de puta tenía pistas sobre Gianna, la pregunta es ¿cómo? Y no tengo que pensar demasiado. Sé de dónde pudo sacar esa información.

Nella Mafia © | ITALIA 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora