Capítulo 40.💄

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Sospechas

No esperes nada de nadie. Es mejor sorprenderse que decepcionarte. -Anónimo.



Palermo. Sicilia

Recuerda que toda su vida era hermosa, recuerda que desde niña jamás estuvo triste. Era una niña feliz junto a su hermano gemelo. Todo parecía ser color de rosa.

La primera desgracia ocurrió cuando ella solo tenía nueve años, a pesar de su corta edad, recordaba ese día muy claro. Estaban jugando en el patio de su casa justo al lado de la piscina. No sabía cómo, pero recuerda estar en la piscina tratando de rescatar a su hermano, recuerda ver a mucha gente sacando a ambos del agua, recuerda que trataban de reanimar a Antoni.

Ella solo estaba asustada cuando sus padres llegaron y la llevaron a la clínica. Dos horas después ya dijeron que él no había sobrevivido.

Durante dos años, sus padres parecía que odiaban a solo una niña de once años. No paso más tiempo. Un nuevo miembro llegaba a la familia. Una pequeña Antonella juraría proteger a ese niño toda la vida.

Se llevo una decepción al saber que él le daría la espalda cuando su padre le echó de casa.

Se miraba al espejo una y otra vez. Acomodaba su cabello y ponía el poco producto caro que le quedaba para que su cabello se vea brillante y sedoso. Pronto se acabaría y duda mucho si podrá compararse otro. Pasa el labial rosa en sus delegados labios, trata de sonreír; pero la sonrisa desparece de inmediato al recordar el día anterior.

Trata de no pensar demasiado, porqué algo dentro de ella le decía que aún tiene una oportunidad más para poder ser feliz o al menos que su hijo lo sea. Suspira una vez cuando toma la camiseta estilo polo color negra que es parte de su uniforme. Lo odia, pero no tiene de otra.

Necesita dinero.

Pasa sus brazos por la prenda y de inmediato por su cabeza, vuelve a suspirar cuando mira que su pequeña barriga está complicando las cosas. La camiseta es muy pequeña para que pueda entrar sin problemas con su pequeña barriga de cinco meses.

Una compañera de su trabajo le había regalado unos leggins justo para un embarazo. También lo odiaba, pero no tenía de otra más que ponérselo. Sus pantalones ya no le cerraban y aún no tenía dinero para comparar algo de ropa. Quizá ganaba más de lo que esperaba, pero aún no tenía un mes trabajado de ese lugar. Solo tenía dinero de algunas propinas que le dejaban los clientes y el que Alessandro le lanzo a la cara, tenía que usarlo con responsabilidad.

Hace ya un mes había ido al hospital público con una prueba de embarazo en sus manos. Tuvo que esperar casi una semana para que una ginecóloga le entendiera. Se había sentido mareada, vomitaba todo el tiempo y ya no sé sentía la misma chica linda. Se sentía gorda y poco atractiva.

Cuando vio a su pequeño hijo en aquella pantalla blanco y negro nunca se había sentido tan feliz, después de toda la mierda que le había pasado en pocas semanas, nunca se había sentido tan feliz como en ese momento.

Meses antes cuando se hizo esa prueba pasó por su mente, no tener al niño. Que ahora si no tenía dinero, su familia la abandonó y Alessandro no iba a querer saber nada de ella o de su hijo. Un bebé complicaría las cosas. Pasó horas pensado en que hacer, si traerlo a un mundo peligroso y ella vulnerable. O no dejar que viva.

Pero esa criatura sería lo único que la acompañará para toda la vida. Será su hijo y lo amará sin dudar.

Se enamoró de él cuando vio su pequeño cuerpo recién formándose, se enamoró cuando le dijeron que tenía casi cinco meses de embarazo y que estaba saludable y sin ningún problema. Se enamoró cuando dijo que sería un varón. Si estuviera con Alessandro ese niño sería el orgullo de la familia.

Nella Mafia © | ITALIA 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora