⛩️Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ XIV⛩️

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Koro-sensei emitía pequeños quejidos que salían de entre sus anchos dientes

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Koro-sensei emitía pequeños quejidos que salían de entre sus anchos dientes. Su rostro seguía siendo amarillo, sin embargo sus mejillas y nariz (si es que tenía) dejaban ver unos pronunciados tonos rosados.
Era obvio que la «película» vergonzosa que habíamos armado para él mientras era filmado en secreto por mis compañeros estaba haciendo efecto, por lo que el pensamiento de que ahora no sería tan difícil asesinarlo pasó por mi cabeza.

Un intercambio de miradas me bastó hacer con Isogai-kun para entender que debía ir a mí posición, así que, lo más sigilosamente que pude, me retiré de la habitación junto con otros de mis compañeros. Caminé por el puente de madera desde el cual se podía ver las ventanas iluminadas de las habitaciones de nuestro hotel y me acerqué al mar, introduciendo con cuidado mis pies en el agua.
Suspiré una última vez, tomando coraje.

Solo debo hacer esto y todo terminará. —Traté de tranquilizarme, aún a sabiendas de que estaba confiando ciegamente en una esperanza vacía.

Simplemente dejé caer mi cuerpo al agua, mojando mi piel y sintiendo como el líquido llegaba hasta mi clavícula.
Alrededor, cerca de la zona, se encontraban otros cuatro alumnos sentados en motos de agua. Estos eran Hara-san, Karma, Kayano-san y Takebayashi-kun; el grupo se iba a encargar de dejar al pulpo expuesto para que Hayami-san y Chiba-kun puedan dispararle desde lejos sin que nada les impida lograrlo.
Luego estaban los que habían conseguido las mejores notas de la clase, quienes debían destrozar sus tentáculos y encargarse de mantenerlo las más inmovilizado posible. Por último, todos los alumnos restantes de la clase -conmigo incluida- debíamos simplemente encerrar a Koro-sensei en una especie de jaula con el agua que soltaban los Flyboards que usaríamos. Cuanto más pensaba en el plan, más me daba cuenta de que nuestro sensei no tenía escapatoria.

Desplazándome rápida pero silenciosamente llegué hasta la parte trasera de la habitación en la cuál seguía estando Koro-sensei y algunos de mis amigos. Poniendo un poco de fuerza, me levanté y senté en una pequeña expansión del suelo interior que había alrededor de la vivienda, como si fuera un bordillo.

— ¿Sabes cómo ponértelos? —Preguntó Okano-san en un susurro cerca de mi oido mientras señalaba con su dedo índice el Flyboard.

Rasqué mi mejilla con un poco de vergüenza y asentí con mi cabeza. — No te preocupes, recuerdo de las prácticas cómo hacerlo.

Aunque traté de rechazarla, la chica solo ensanchó sus delgados labios y tomó el aparato que sostenía entre mis manos sin que yo se lo pidiera.

Las primeras veces son más complicadas.

Mientras la de cabellos castaños ataba mis pies, yo hablé:

¿Ya has hecho esto a parte de las prácticas?

— Sí, un par. Con mis padres. —Noté como sus ojos se entrecerraba con nostalgia y alegría. — Es divertido cuando le agarras el truco.

AɪsʟᴀᴅᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora