🍒Bɪᴇɴᴠᴇɴɪᴅᴀs, ʙᴇʟʟᴀs ʟᴇᴄᴛᴏʀᴀs🍒
🥀Dᴇsᴄʀɪᴘᴄɪᴏɴ: Aislada es una novela/fanfic/historia -o como quieras llamarle- que explora la soledad y la dependencia emocional.
Ambos sentimientos muy dolorosos y dañinos, provocados por un desgraciado suceso que t...
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Tarareaba mi canción favorita mentalmente mientras escuchaba de fondo como Nagisa y Karma discutían. El pelirrojo molestaba constantemente al otro chico, quien trataba de esquivar sus preguntas incómodas y defenderse de sus constantes bromas.
Mis ojos paseaban observando la vereda por la cual caminábamos, posándose en algunos autos y motos que se cruzaban en nuestro camino al igual que a algunas personas. En general, todo estaba tranquilo, a excepción de los ruidosos varones que me acompañaban en mi camino a casa. Refunfuñando, saqué una pequeña cajita de jugo de naranja de mi bolso y la abrí. Tratando de disfrutar de los -casi inaudibles- cantos de las aves, cerré mis ojos. No me sentía insegura cerca de Nagisa y Karma, es más; tenía una sensación que me decía que podía bajar la guardia tranquilamente sin temer a ser lastimada. Confiaba en ambos chicos lo suficiente como para permitirme aquello. Mi intento por entrar en mi mundo no funcionó, haciendo que mi humor empeorara y frunciera inconscientemente el ceño. Cuando estaba a punto de terminarme el contenido de la caja de jugo, sentí un empujón fuerte y brusco de mi lado izquierdo. Conmocionada y algo asustada, abrí mis ojos y traté de estabilizarme lo más rápido posible, pero sin poder lograrlo completamente, tropecé y comencé a caer de espaldas al asfalto de la carretera. Mientras caía, sentí como si todo se moviera en cámara lenta. La idea de voltearme en el aire para no recibir el impacto en mi columna no funcionaría, ya que estaba demasiado cerca del suelo como para hacerlo. Durante aquél instante noté, junto al asustado rostro de Nagisa, a otro hombre que antes no estaba ahí. No tuve tiempo como para analizarlo, pero lo unico que podía ver era su calva y su rostro anonadado. No tenía idea de lo que había sucedido, pero al parecer fue él quien me había empujado. Por su expresión pude deducir que había sido un accidente pero eso realmente no me importaba. Lo único que podía hacer era rezar para que ningún vehículo pasara por encima de mi cuerpo. Apreté la caja de jugo que tenía en mi mano con fuerza, haciendo que el líquido restante que quedaba en ese pedazo de cartón empapara mi mano y se deslizara por mi brazo. Simplemente cerré los ojos. Fuera cual fuera el destino que me esperaba no estaba preparada para verlo. No me importaba morir, pero ¿de esa manera y en ese momento? ¿Es enserio? ¿Cuando por fin todas las cosas estaban regresando a su lugar y mi vida se estaba restableciendo? Parecía una maldita broma. Sentí el frío impacto de mi piel contra el asfalto, mas el dolor no llegó, simplemente fue como si mi cerebro ignorara los llamados de mis nervios avisando que me había lastimado. Mis sentidos dejaron de funcionar y solo podía oír la bocina de fondo, la cual dejaba sordos mis oídos por la fuerza con la cual sonaba. No pensé, no hablé, no me moví, solo esperé, pero el impacto nunca llegó. Un tirón fuerte y firme de mi camisa me levantó del suelo y provocó que cayera de nuevo en la acera. Mi cerebro seguía congelado, por lo que no procesé bien lo que había sucedido. «¿Sigo viva?» Aquella pregunta rondaba en bucle mi cabeza, hasta que sentí el raspón que me había hecho en la espalda al caer, recordándome que alguien me había salvado. Rápidamente, levanté la mirada para ver a quién era la persona.
