La Desnudez de Hunter (Hunter's Trilogy 2).

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Tocar delante de ese limitado grupo de personas me provocó una estimulación tal, que sentí un  hormigueo en los pies por el golpe de adrenalina y se dibujó en mí una sonrisa durante toda la función gracias a la cantidad de endorfinas que mi cuerpo sintetizaba.

Era una experiencia liberadora, inolvidable; algo con lo que había soñado durante toda mi vida y mejor aun cuando estaban las personas que apreciaba. Solo faltaban mamá y papá.

Aunque tenía la idea de reparar la relación con mi madre no la había llamado después del día que nos vimos.

<< ¿A qué le huyes?>>

Aun no me fiaba de ella ¿Podía ser peor hija?

Yo era la única hija que después de ver a su madre desgarrada de la tristeza no le daba el perdón de inmediato, significaba que el problema no estaba en ella sino en mí.

Después de terminar la función, estaba sentada en el piano con Gilma y Fileas, quienes me halagaban por la función.

No sabía dónde estaba Christopher porque terminé de cantar y no estaba allí.

—No ha sido nada. —Admití.

— ¿Por qué has estado ocultando esa voz tan poderosa? —Preguntó Fileas recostado en la tapa del piano, a la derecha de Gilma.

Mi amiga abrió los ojos al notar la pregunta ¿Cómo podría responderle?

<<Bueno Fileas, me han criado para dejar pelados los bolsillos de los hombres, así que cantar quedaba en segundo plano cuando tenía otras prioridades. Y ese es el motivo por el cual no cantaba>>

Un sacudión de cabeza imaginario me sacó de esos pensamientos. Era absurdo, incluso para Fileas, enterarse de algo así y más si se trataba de la "Novia" de su amigo.

—Tuve cosas que hacer. —Gilma se carcajeó golpeando el piano con las manos, y contagiándonos a todos con su risa.

Pero ese golpe de testosterona me detuvo; dejé de reír cuando el apareció con un traje negro y camisa roja, también sobresalía un pequeño pañuelo de bolsillo del mismo color que la camisa.

Lo que más me impactó fue el pequeño ramo de rosas con el que llegó.

¿Podía dejar de impresionarme cada vez que lo veía?

Sus ojos del color del cielo se iluminaron mientras caminaba hasta acercarse al piano. Cuando llegó se paró a mi lado y me tomó por la cintura de espaldas para hacer que me levantara del banquito, me dio la vuelta y me besó.

— ¡Uy! —Escuché decir a Gilma—.

—Pudiste saludar. —Secundó Fileas.

Admito que no me dejaban disfrutar de la sabrosura de mi amante así que nos despegamos y al hacerlo, lanzó un gruñido de protesta.

—Quieto, troglodita. —Sonriendo me tendió el bellísimo ramo de rosas rojas.

— ¿No se supone que son las flores primero, luego el cortejo y por último el beso? —Pregunté con las flores ligeramente pegadas a mis fosas nasales para poder apreciar su aroma.

—Cortejarte se ha convertido en un trabajo diario, niña. Las flores solo son un plus y besarte es el momento más grato de todos mis días.

<< ¿Estás seguro Chris?>>

<<Pensaba que el momento más grato de todos tus días era cuando me tenías retorciéndome del placer debajo de ti ¿Pero qué se puede hacer?>>