La tarde del jueves, ordenaba las clases de Dasha con un montón de hojas en la mesa del comedor.Me gustaba trabajar, hacía que me sintiera productiva. Todo lo contrario a ser una hetaira, algo que no era nada fácil así la gente pensara que era lo más simple del mundo.
Darle clases a Dasha no era la ocupación más extravagante ni mejor pagada del mundo pero, por lo menos estaba haciendo lo que amaba y eso era suficiente para llenarme momentáneamente; quería subir escalón por escalón hasta llegar a la cima por mi talento, no por influencias externas.
<< ¡Dilo ya! Esa influencia externa es Hunter...>>
— ¡Fryne! —Me espanté con la intensidad de la voz de Gilma, quien interrumpió mis pensamientos.
— ¡Dios! —Exclamé poniéndome la mano en el pecho por el susto. Gilma puso los ojos en blanco, no se veía muy contenta—. Y tú aquí tan temprano ¿Ha pasado algo? —Gilma siempre llegaba una o dos horas más tarde de su hora de salida, raras veces llegaba tan temprano a casa.
— ¡He renunciado! Ya no aguanto más a Bob. —Bob era el tirano que le había tocado como jefe; siempre le pagaba tardío, exigía demasiado, la presionaba y no la dejaba en paz ni en la hora de descanso.
— ¿Qué hizo? —Se estrelló en la silla— ¡Deja de hacer eso! —Exclamé. Gil era como una niñita, había que decirle las cosas demasiado para que se hartara y dejara de hacerlas.
—Ay ya, pareces mi madre. —Se quejó echando la cabeza hacia atrás con cansancio y respiró hondo para después soltar el aire de golpe.
— ¿Y bien? —Insistí.
Volvió a soltar aire.
—Me acosó. —Dijo de golpe. —Me llamó a su mugrosa oficina para ofrecerme que me acostara con él. —Escuchar que mi amiga había sufrido algo que detestaba tanto, me enfurecía. —Le di una patada en las bolas cuando intentó tocarme y casi le saco un ojo con la libreta de comandas, renuncié. —Alzó los hombros como que no le importaba pero sabía que era lo contrario, a Gilma no le gustaba depender de nadie, razón por la cual no duraba menos de una semana sin trabajar.
— ¿Lo denunciaste?
<<Ilusa>>
— ¿Cuándo han servido las denuncias por acoso? Porque no me he enterado.
—Pudiste intentarlo. —La esperancé.
— ¿Para qué intentarlo si no va a servir de nada?
—Esto no puede quedarse de este tamaño. Tienes que accionar en su contra ¿Hablaste con Fileas? —Se negó.
—No quiero decirle nada, Fileas puede ser hostil muchas veces. Si le hace algún daño a ese infeliz, será mi culpa. —La cara amarrada de Fileas no decía mucho sobre su actitud, solo lo veía sonreír cuando estaba con Gilma o molestando a Hunter.
—Deberías decírselo. Con la influencia que tiene puede que presten más atención si denuncias a ese pellizcacristales. —Soltó una risotada por mi peculiar insulto. Yo recogía las hojas con el programa de clases del día y las juntaba para guardarlas en mi carpeta, Gil me miraba con el ceño fruncido.
— ¿Por qué no compras una computadora? —Cambió el tema inteligentemente.
—No la necesito.
— ¡Patrañas! —Exclamó—. YO no tengo una porque no la necesito y TÚ —me señaló con el índice— no tienes porque eres una anticuada aferrada a reliquias ¿Quién coño tiene un aguamanil en pleno siglo XXI? —Mi amiga se olvidaba de los problemas por su alegría natural. Quería ser como ella—. Eres maestra, en algún momento necesitarás una computadora para ordenarlo todo, si no lo haces llenarás el ático de hojas de papel ¿Te lo imaginas? —Era verdad.
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La Desnudez de Hunter (Hunter's Trilogy 2).
Literatura FemininaChristopher Hunter y Fryne Megalos sentían una atracción abrazadora que los dominaba en muchos sentidos, haciéndolos tambalear, pero también los llevaba a cometer muchos errores. Ella era una mujer hermosa, de un temperamento fuerte y una voluntad s...