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Un cálido y húmedo beso en los labios me despertó.

Abrí los ojos y me topé con el  rostro apacible de Christopher. Sonreí y me estiré libremente en la cama.

—Buenos días, niña. —Tenía la voz un poco ronca, probablemente por las horas de sueño. Su cabello estaba enmarañado y tenía los ojos ligeramente decaídos.

—Buenos días Grandulón. — ¿Cómo pude estar un mes sin él? Ese tiempo lejos de Cristopher me demostraba lo resistente y testaruda que podía ser.

Me apretó el pezón suavemente provocándome una descarga mientras se mordía los labios.

—Iremos a desayunar con Fileas y mi hermano, Christian. Te he despertado para que tomemos un baño, juntos.

—No tengo nada de ropa. —Dije incorporándome. Gilma debía estar arañando las paredes de la desesperación mientras yo despertaba en una enorme suite con un ejemplo vivo de belleza y virilidad masculina—. He dejado mi teléfono, Gilma debe estar asustada porque no volví a casa. No has actuado con mucha prudencia que digamos. —Reclamé.

—Te he comprado unos jeans, UN SOSTÉN y otra camiseta. —Reí al escuchar su énfasis en sostén—. También he llamado a Gilma —Christopher siempre estaba muy atento a todo— después de regañarme y amenazarme de muerte, se ha tranquilizado y me ha dicho que no ha habido problema.

—Has hecho demasiadas cosas. —Noté la ropa deportiva que llevaba puesta.

—Son las nueve pasadas. He ido a correr y luego fui a la primera tienda que encontré a comprarte la ropa, no quise despertarte. —No había dormido bien en días, así que sentía que mi cuerpo había reposado ,  después de ese mes de calvario

—Aún tenemos mucho de qué hablar. —Me crucé de brazos sintiéndome expuesta.

—Lo sé. Quédate aquí, les avisaré a los chicos que tardaremos un poco y así nos tomamos un tiempo más. —Se levantó de la cama y salió de la habitación.

Era jueves y se suponía que también mi primer día como maestra de piano pero dudaba llegar; tenía que tratar muchos temas importantes con Christopher.

Me paré de la cama sin pudor alguno buscando el piano en la antesala para sentarme en él. Quería que mis dedos se conectasen a mi corazón y convirtiera en sonido lo que sentía justo en ese instante.

Me quité la pequeña liga que sostenía mi alborotada trenza y me solté el cabello recogiéndolo a un lado.

Oh pecador ¿Hacia dónde vas corriendo?

Pecador ¿Hacia dónde vas corriendo?

¿Hacia dónde vas corriendo? Todo ese día.

Tocaba las enérgicas notas de Sinnerman.

Bueno, yo corro hacia las rocas. Por favor escóndeme, yo corro hacia las rocas.

Por favor escóndeme, señor.

Pero la roca gritó, no puedo esconderte porque la ropa gritó.

Y dije roca: ¿Qué está pasando contigo, roca?

¿No ves que te necesito roca?

Así que corro hacia el rio.

Estaba sangrando así que corro hacia el mar.

Así que corro hacia el señor.

¡Por favor ayúdame señor!

¿No me ves orando?

La Desnudez de Hunter (Hunter's Trilogy 2).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora