Christopher salió a Hunfuel muy temprano, tanto que desperté y no lo encontré en el ático. Solo sentí un delicado beso entre sueños, cuando abrí los ojos no estaba allí.La noche anterior había sido extraña. Casi no dijo nada, se encontraba muy distante y callado.
Algo había pasado y no quería decirme.
Me duché para irme a mi casa y poder contarle todo a Gilma. Probablemente se estaba mordiendo las uñas de la curiosidad ya que fui a casa de Tarasov después de asegurarle que no volvería.
Salí a la sala y me encontré una taza con mi té en la isla de la cocina.
Hunter sabía que no podía iniciar mi día sin el dejo amargo de mi bebida celestial. Lo metí en el microondas para calentarlo y luego me senté en uno de los taburetes para tomármelo lentamente.
En el tiempo que duramos separados no pude acostumbrarme a despertar sin él. Mi orgullo no me permitía contestar sus llamadas ni mensajes, me torturaba a mí misma por tomar esa horrible decisión.
Esa mañana me sentía incómoda por no empezar el día junto a él ¿Sería así siempre? Como hetaira, había tenido lo mejor de los hombres, aunque falsearan en ciertos aspectos; con Christopher tenía lo bueno y lo malo. Tal vez lo peor de estar con un hombre tan poderoso como él era que casi no podría dedicarme tiempo o era posible que hubiera otro motivo de su lejanía.
Un delicioso aroma despertó mis sentidos. En el extremo de la isla de la cocina, casi pegado a la pared, yacía el motivo de aquel olor envolvente.
Era un ramo de bellísimas orquídeas azules.
Las tomé con mi mano y las acerqué a mi nariz para deleitarme con ellas, no tenía ni idea de que las orquídeas azules existieran. Él entendía que la noche anterior no habíamos estado bien y quiso disculparse, no era para tanto pero admito que disfruté de su disculpa.
Me fijé en que había un sobre blanco cuando puse las flores en su lugar para tomar mi bolso.
Lo tomé de carreras. Estaba un poco pesado, parecía que había algo dentro; lo volteé en la isla y calló una llave, después un pedazo de papel satinado, doblado en cuatro partes.
Miré atentamente la llave y confusa tomé la carta. Ver la enérgica letra de Christopher al desdoblarla me hizo sonreír.
Leí.
"Mi dulce tormento.
Mi ático era un escape del ruidoso exterior; era donde me encerraba a lidiar con el érebo de mi vida, hasta que llegaste tú a llenarlo con tu calidez... con tu olor.
Con esta llave te doy permiso de abrir las puertas de mi jaula, las de mi corazón las tienes desde que te besé por primera vez.
He leído sobre una antigua hetaira, llamada Fryne (Friné) igual que tú. Ella ayudó a la reconstrucción de los muros de Tebas cuando Alejandro Magno los destruyó, tú has hecho algo similar conmigo, pero en vez de construir muros has tumbado las paredes de acero que cubrían mi corazón cerrándome a querer y te has metido ahí para hacerlo cambiar y ablandarlo.
No podré estarte más agradecido.
Las orquídeas azules son símbolo de agradecimiento, de armonía y sobre todo, de amor eterno.
Amor eterno es mi promesa para ti.
Siempre tuyo, Christopher Hunter.
Puse la carta en mi pecho deseando abrazarlo con fuerza. Era un hombre romántico, tenía el don de la palabra; hablar era su fuerte, escribir también.
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La Desnudez de Hunter (Hunter's Trilogy 2).
ChickLitChristopher Hunter y Fryne Megalos sentían una atracción abrazadora que los dominaba en muchos sentidos, haciéndolos tambalear, pero también los llevaba a cometer muchos errores. Ella era una mujer hermosa, de un temperamento fuerte y una voluntad s...