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¿Y si había sido mi culpa? ¿Y si mi miedo a ser juzgado por mi pasado me había llevado a perderla?

Había que buscar a un culpable y ya lo había encontrado:

El temor.

Me curó las heridas superficiales para dejarme una más grande y en un lugar más profundo.

Nunca imaginé que en tan solo un mes extrañaría tanto a una mujer, que aquello me arrastraría a una desesperación extrema. Fryne se me había escapado, se había salido de mis manos; me había dejado.

Yo tenía demasiadas cosas que hacer y no podía concentrarme en ninguna porque siempre pensaba en ella, la extrañaba tanto que me dolía.

Cada día sin Fryne eran como mil años en el infierno. Echaba de menos su calor, su olor, su suavidad, el sonido susurrante de su voz; sus besos.

Esos besos que eran como tierno caramelo y que me elevaban al cielo.

No quería que Fryne estuviese involucrada en los problemas de mi pasado, esa era la razón por la cual no quise decirle nada sobre eso, pero mi silencio la alejó de mí.

No pude darle una sola respuesta a ninguna de sus interrogantes, se me había trabado la lengua. Temía ser juzgado por la única mujer que me hacía cometer una que otra locura por ella a sabiendas de que nunca me juzgaría ni me culparía, ella me amaba y le dolía verme destruido mientras enfrentaba una pesadilla, yo no tuve la valentía de contarle el porqué de ellas.

Mis hermanos tampoco entendían las razones de mi desconfianza hacia mi padre, lo que era bueno porque lo hubiesen odiado sin motivos, como yo lo hice.

¿Cómo se tomaría Fryne el hecho de que pensaba que mi padre había asesinado a mi madre?

Ambos cometimos el mismo error: Juzgamos por actitudes no por acciones. Nuestros padres la habían regado al no decirnos nada y ese silencio nos hizo creer que habían hecho algo para lastimarnos.

A lo mejor se amaban por eso. Christoph y Neera eran parecidos en muchas cosas ¿Cómo habría sido su amor? ¿Eran igual de peleones que Fryne y yo?

Necesitaba acabar con el peligro pero no quería arriesgar nadie. Si denunciaba a Hall lastimaría a Neera por hablar pero también le haría daño a mi dulce tormento, no podía permitírselo.

¿Cómo se había librado de la justicia si fue él quien mató a Ryan? Probablemente le había pagado a un sicario para que lo hiciera y así no exponerse, no había pruebas que lo relacionaran; sería difícil hacerlo pagar.

Tenía un millón de cosas en la cabeza y ni así dejaba de hacerme falta esa condenada. Si hubiera sabido que esto terminaría como lo hizo, le hubiese hecho el amor con más esmero la última vez; algo más digno de ella que un polvo en mi oficina.

Estaba en Washington supervisando un proyecto muy importante en el que estábamos involucrados Fileas, Christian y yo.

Construíamos una nueva clínica especializada en cirugía plástica y reconstructiva. Dicho centro era mi forma de contribuir a la beneficencia porque sus fines específicos serían para tratar condiciones físicas y psicológicas de personas con defectos congénitos como Labio Leporino, Paladar hendido o que hubieran pasado por accidentes o traumas que causasen alteraciones en su cuerpo.

Era de los que preferían accionar antes que solo dar el dinero, con ese centro ayudaría a muchas más personas. Fileas era el medico que me asesoraría en la gestión, Christian el arquitecto que daría belleza a la infraestructura y yo el mandamás que contribuiría con el dinero y quien supervisaría que todo estuviera llevándose a cabo correctamente.

La Desnudez de Hunter (Hunter's Trilogy 2).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora