|dieciséis|kth

2.9K 391 100
                                    

Han pasado solo unos días.

Me he alimentado mejor y he calmado un poco de la ansiedad que no sabía que tenía. Vaya estrés acumulado en el cuerpo, en fin. Daba igual.

JungKook me ha mostrado lo que puede hacer con esas alas. Estos días nos hemos llevado mejor, aunque en ocasiones es un poco testarudo. Ok, muy, muy, muy, muy, pero muy, testarudo. Ahora comprendo a Nam Joon.

Lo admito, el momento fue crucial, me desesperé y altere. Tenía derecho de atentar contra todo lo que me estaba pasando, tan solo pedía Clemencia ante tal acto que me está azorando la existencia. ¿Podría detener siquiera un descanso? Exacto, a descansar solo al panteón.

—Solo te impulsas y das dos giros para esquivar al oponente—lo observo dar vueltas en el aire con sus alas blancas. Muy grandes y lindas, es bueno haciendo todo esto. ¿Me odiaría si se enterará que lo asesiene en otra vida? Que sus trucos que ahora me muestra no son nada para mí, bueno, para mí yo anterior, tal vez si solo...—. ¿De qué hablas?

Oh, oh.

Se me olvida que puede leer mi mente.

Aunque, Nam Joon me ha enseñado que puedo bloquear mis pensamientos para que nadie ande en ellos como si fuese película del cine. He aprendido muchas cosas en solo pocos días, ¿genial, no? Aun no comprendo que es lo que está pasando, solo estoy siguiendo órdenes de todos, para tener un buen futuro, ya sea en esta vida o en otras.

—No entiendo porque me enseñas a andar en el aire, yo ni alas tengo, puf,¡perdida de tiempo!—expreso mi descontento. Fastidiada un poco de la situación ya. Llevo una falda de cuadros que solo me llega a los muslos, unas zapatillas blancas que me ayudan a estar cómoda y una playera gris que va con el clima. ¿Que puedo decir? Nam Joon me ha estado vistiendo, no le va mal.

JungKook deja de volar y aterriza frente a mí. Sonríe un poco para dejarme ver qué el sabe algo que yo no sé. Así que me afirma con cautela aquellas palabras:

—Pronto las tendrás, Hye. No desesperes.

—No lo hago. —contesto tajantemente, no mentía.

—Parece que si—vuelve al aire. Sujeta sus brazos un poco de un árbol y desde ahí me grita—. ¡Trata de alcanzarme!

Es un idiota.

Muy bien, está de joda si cree que voy a escalar ese árbol solo para jugar a las tocaditas. Vete a la mismísima mierda Jeon JungKook.

Hemos salido de la ciudad. La verdadera casa de Nam Joon es en un bosque, cálida y grande. Él jura que estaremos seguros aquí, así que puedo salir a tomar aire libre mientras tengo a mi niñero al pie. Claro, ¿quien creen que es mi niñero? Sí, bajo la mirada de JungKook, ¿creen que escaparé después de todo lo que me han dicho? Caramba, los hombres son brutos, ¿o qué? No necesito de un angelito estúpido que cuide de mí.

—¡Eres un estúpido!—grito, me doy la vuelta y camino para adentrarme dentro de la casa y dejarle ahí solo. Que busque más árboles y que los cuente, tal vez y haga nuevos amigos. Pero no, desgraciadamente no, en un santiamén escucho como sus alas están cerca, revolotean detrás de mí. Escucho ese parloteo. Sin esperar más, toma de mi cintura y me levanta—. ¡Mierda, mierda, mierda! ¡Estoy volando! ¿Estoy volando? ¡Joder, estoy volando! ¡Bajame, JungKook, bajame!

Lo escucho reír mientras me eleva. Mierda, puedo ver desde aquí la casa. Mis pies están aturdidos y por la falta de equilibrio los muevo bruscamente.

Siento como si estuviese en una montaña rusa, sin protección, aclaro, ¡sin protección! En cualquier momento puedo caer y morir. Aunque sus manos en mi cintura estén bien fijas, estoy temblando de miedo. Maldita sea JungKook, llevo falda.

Demonio; Kth |1| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora