|nueve|kth

3.6K 421 82
                                    

No puedo caminar, mis piernas tiemblan de dolor incontrolable cuando comienzo a sentir millones de pequeñas hormigas imaginarias carcomiéndome el metatarso, mi cabeza duele como si fuese martillando en ella alguien por detrás, exhalo aire por mi boca para mantener por lo menos los ojos abiertos, joder, me vienen unas ganas inmensas de vomitar, de regresar nada, literalmente no he comido nada, el vacío en mi estómago no me ayuda a mantenerme de pie. De mi boca no sale palabra alguna que me haga descifrar lo que está pasando, ahora solo puedo ver sombras a lo lejos, voces alejadas es lo único que puedo oír mientras mi cuerpo baila en el aire.

—Sujetáte de mí—escucho difícilmente una voz a lo lejos del camino, ¿de verdad me estaba pasando esto a mí? Sé que era fácil decirlo, decir que me sujete de él cuando ni mi cuerpo puedo sostener, mis manos están entumidas y Nam solo trata de ayudarme a bajar los escalones, o eso es lo que creo. No tengo idea ni de donde estamos, solo escucho voces mientras mi cuerpo está en una cuerda floja.

—¡Joder, tío, así no se conquista! — bien, esa voz apenas la llego a reconocer, jamás la he escuchado en alguna parte, ¿o sí? No lo creo, y aunque este cual legado de muerte, no soy una estúpida.

Sé reconocer muy bien las cosas de mi entorno.

¿Quién era él?

Oh, Dios, o Sócrates, ¡Oh, Pitágoras! ¿Por qué siento cuatro manos sobre mi cuerpo?

¡Mierda!

—Tómala con cuidado, imbécil. — aquella voz si la conozco a la perfección, y sé muy bien que él no es el que me toma ahora mismo de las caderas y rodillas para cargarme aún mejor, maldición este chico si es fuerte, me ha tomado como hoja lívida.

Joder.

—Tranquilo hermano, la estoy tomando bien, como tú has dicho, "delicadeza y porte", delicadeza y porte, delicadeza y porte, delicad... ¡Auch, auch, cuidado! — el cuerpo del chico que me carga se tambalea un poco por aquel golpe que ha venido de la izquierda.

Algo se cargan estos dos.

—Cierra la boca, tómala con delicadeza y porte cuando la subas al auto, sujétale la cabeza y acomoda bien sus pier...

—Sí, sí, sí, ya cállate. — solo son voces, parece que me he desmayado, joder, creo que tengo una habilidad en esto. Mi cuerpo siente un poco de comodidad al ser recargado en una almohada, ¿es el famoso auto? Que cómodo, uh.

Siento palabras andando en el aire, creando oraciones que mi cuerpo parece no querer percibir, supongo que era hora de irme por completo, o descansar unos minutos, pero...

—¿Qué sucedió? — pregunta la voz desconocida, asustado y preocupado por nuestro andar, quiero escuchar más de la conversación importante y justo cuando está por obtener respuesta, las voces se hacen más lejanas.

Y caigo en un sueño profundo.

—¡Cierra la boca, vas a despertarla! — mis ojos se abren poco a poco y lo único que puedo ver es un techo color verde, ah, me duele la cabeza, trato de mover mi cuerpo que esta entumecido, siento pesadez en todas partes y la cabeza parece que va a explotarme. Cuando mis ojos logran captar más de la atmosfera, logro captar todo.

No estoy en mi hogar.

La cabeza me duele.

Y hay dos idiotas frente a mí gritando como guacamayas en pleno parto.

Esto no era normal, esto no cuadraba. Estaba inconsciente hace unas minutos y ahora...

—Horas, Hye, fueron horas, has estado dormida por horas— aquel chico de hoyuelos lindos y altura perfecta se acerca a mí con mucha delicadeza, ahora que lo noto, estoy recostada en un sofá desconocido, y mis ojos bailan de derecha a izquierda buscando algo conocido, pero no, nada. Nada, joder. ¿Dónde estoy? —. Tranquila, estas en casa de JungKook, un imbécil que patrulla en la calle, mugroso y pulguient...

Demonio; Kth |1| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora