|diecinueve|kth

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También mi madre» Sus palabras andan en mi cabeza desde que he despertado. No dejo de pensar en su rostro lleno de lágrimas por verme en aquella situación.

No he dejado de pensar en sus gestos, en sus brazos, en sus ganas de quererme y cuidarme. ¿Qué he hecho yo para merecer tal ser con tanto amor? Será criatura de un ser maligno, pero tiene esperanzas de un ángel.

Luego de aquel incidente, he pensado las cosas en demasía. Aquel día donde me encontraba en el suelo, mi hijo con fuerzas y poder, me trajo hasta está habitación. Peino de mis cabellos y me cambio de ropa. Me recostó en la cama y dejo que las nubes me llevarán. No recuerdo cuanto he dormido, solo sé que me siento mejor ahora.

Hemos estado encerrados en un castillo. Suena tan estúpido, pero lo estamos. No es un mal castillo, las paredes son lindas. Y no he visto el resto del lugar, lo único que siento es aquella calidez. Una que extrañaba.

Una que no sabía que extrañaba.

De repente, a mi mente vagan recuerdas. Estoy aquí, en esta habitación. Abdón está a mi costado, siendo un bebé en pañales. Esta envuelto en sábanas rojas, se lame su dedo gordo de su mano derecha.

Lo recuerdo. Recuerdo cuan pequeño era en mis brazos. Lo veo tan frágil y tan valiente ala vez. Mi bebé, mi dulce bebé. Cuando logro volver a mi realidad, sonrió como estúpida enamorada al poder recordar.

Esta habitación era mi habitación desde hace mucho tiempo. Aquí dormía con Abdón, con mi pequeño Abdón.

Dentro de una habitación púrpura me encuentro feliz, ¿púrpura? Espero que alguien haya elegido este color con algún propósito. No tengo idea de cuanto tiempo ha pasado, pero espero que mi pequeño no crezca tan rápido.

Dicen que el tiempo no afecta el infierno.

Un día son mil años, y mil años en un día.

Cada vez que recuerdo su rostro, siento como mi corazón se hunde en pasión.

—¿Mamá?—tocan la puerta, puedo asegurar que no ha pasado tanto tiempo desde que me perdí en mis vagos recuerdos. Me sigo recuperando de aquella pelea con el amor de mi vida. Taehyung absorbió más de lo que debería, y ahora que lo recuerdo, no le he visto el rostro, me ha dejado exhausta. Solo he dormido lo suficiente para estar mejor.

Sonrió ahora que recuerdo como mi pequeño Abdón se veía en mis brazos los primeros días de nacido.

—Pasa. —respondo luego de acomodar mi cuerpo en el respaldo de la cama. Acomodo los mechones de mi cabello tras mis orejas.

—¡Mujer más bella!—puede que sea hijo de un aborrecedor hombre, pero tiene el corazón de una gran alma pura. Mi corazón. El corazón de un humano, los sentimientos de una mujer, y los poderes de un Lucifer. Aquel ser feliz entra por la puerta, y cuando lo veo, la boca se me abre de par en par. Mierda, ¿cuánto tiempo he dormido? ¿Décadas? ¿Años? ¿Que mierda?

—¡Joder, Abdón!—él se queda quieto, parece que se ha dado cuenta que me he dado cuenta. Sonríe, y en aquella sonrisa veo a su padre. A mí querido Taehyung. Cuan difícil ha sido todo esto para él—. ¿Qué ha te... qué te ha pasado, hijo mío?

—Tranquila, mamá. —se acerca a mí sigilosamente. Mierda, ese ya no es un pequeño. Ha crecido tanto. Y está fornido, maldición. Soy una máquina potente. Cada vez se parece más a su padre. Estoy tan feliz. Tan feliz de que sea su figura la que él posea, pero...¿cómo es qué, él? Antes de que sufra de alguna parálisis, él se sienta a mi costado para verme más de cerca—. Le he pedido a mi padre que me aumentará años, quería cuidar de ti. Y siendo un niño no podría—me toma con sus dos manos el rostro y posa un beso cálido en mi coronilla—. Así que no te preocupes por verme más fornido, o...ó de está manera, madre. Es lo que yo he querido.

Maldita sea, por aquella razón es que ahora ha crecido. Me he robado años de él, y sin saberlo. ¿Por qué me siento tan culpable? Si tan solo yo pudiese recordar...

—No debías, yo estoy bien, hijo—no merezco todo esto. Ha perdido años de vida por cuidar de mí. No merezco que él sienta esto por mí cuando yo debo de...

—Debía, madre. Teniendo aquella edad y estatura, no podía cuidar de ti. ¿Aún no recuerdas nada, verdad?—niego con la cabeza tan decepcionada. He recordado como lo tenía en mis brazos cuando nació, ¿debería decirle?—. Tendrá que pasar tiempo para ello, estarás bien—me regala un beso más la coronilla. Me abraza seguido de ello, y se levanta para salir por la puerta—, cuando te sientas mejor, vendré a verte. Mi padre me ha dejado tareas pendientes que hacer. Si piensas mucho en mí, vendré a verte—¿Qué?—. Dones que te dio mi padre.

Me guiña un ojo. Que guapo. Me siento tan orgullosa.

Cierra la puerta y de nuevo ese silencio en mi habitación se diluye. Me siento mejor, creo que el dormir y desaparecer un poco me ha calmado. Espero que mi padre se encuentre bien en la tierra, y espero volver a recuperar mis vidas pérdidas. Espero poder recordar todo lo que he vivido.

Mi pequeño se ha ido. De nuevo me encuentro sola. Observo cada parte de este lugar, ahora que lo noto. Hay una ventana cerrada, con cortinas negras. Con cuidado y pesadez quito las sábanas de mi cuerpo, llevo mis pies fuera de la cama. Cuando poso mis pies fuera de la cama, me tambaleo un poco.

Oh, oh, voy a caer.

Mi cuerpo baila. Aquí...allá.

Eureka. Sigo de pie.

Espero a que mi cuerpo se acostumbre a esto y cuando estoy lista doy el primer paso. Que bien se siente. Camino a la ventana, halo de las cortinas, y un lago es lo que veo. El agua fluye. Estoy en casa.

Sonrío.

—¿Lo recuerdas?—maldita sea, brinco en mi lugar cuando escucho su voz. Esta a mi derecha, con pantalones negros holgados y playera blanca. Lleva una cadena con forma de luna en su cuello. Cabello rubio, rulitos hasta la frente. Semblante serio. Mira por la ventana—. En un lago fue nuestro primer beso.

Por aquella razón es que me siento en casa.

Me siento bien.

Me mareo un poco cuando sus palabras salen de su boca. Tengo recuerdos, muy lejos. Estoy ahí, en un lago. Y está conmigo.

Estamos dentro. Él me toma de las caderas mientras mis piernas se enrollan su cintura. Esta sonriendo, una sonrisa cuadrada. Su cabello está mojado. Él está muy feliz, sin saber cómo o porque. Nos observamos, nuestros ojos conectan, mis manos en su cuello. Él se acerca.

Él lo hace.

Él me besa.

Recuerdo sus labios. Recuerdo el roce de ellos. Se emparejan tan bien. Fuimos hechos el uno para el otro. Él es para mí.

—Lo recuerdo—escupo, me mareo gracias a mi mente afectada. Antes de caer, él me toma. Me toma en sus brazos, me sostengo de él y sonrío—. Lo recuerdo, Taehyung.

Recuerdo todo.

Recuerdo cuando me hizo suya. Recuerdo sus brazos, recuerdo esa pasión que sentí.

Recuerdo cómo traje al mundo a Abdón.

Recuerdo que soy suya.

—Y siempre lo serás— ¿Por qué tarde tanto?—. No lo sé, no me interesa. Bésame.

Y sí, lo beso. No pierdo tiempo. Ya no más. Ya no quiero esperar más tiempo.

Nuestros labios fueron hechos el uno para el otro. Encajan tan bien.

—Te amo.

—Estuve esperando tanto tiempo para esto, te espere tanto, Hye. Y valió la pena.  Valió cada maldita década.

Demonio; Kth |1| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora