|cuatro|kth

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Los ojos de Min Yoon Gi no llevaban pupila. Y aquello era malditamente raro y macabro. Sus orbes ahora eran más oscuros y ese sentimiento de miedo y asombro invadía el cuerpo de Hye.

Min Yoon Gi aún la sostenía de los hombres y su agarre comenzaba a ser más fuerte. Sus dedos se clavaban como si fuese una amasadora de carne a la piel de Hye.

—Min Yoon Gi, sueltame, me estás lastimando. — le dijo aquello tratando de safarse de su agarre, movía sus hombros con desespero con tal de deshacerse de su encierro.

Pero aquel chico con aura de misterio y mirada sin destino, le ignoraba. Le ignoraba por completo, no le importaba hacerle daño a un humano, y si, ese no era Min Yoon Gi, era un ser despiadado utilizando el alma y cuerpo de un débil humano.

¿Débil? Si, débil y mediocre. Tan insinuante, tan desdichado y lleno de amargura. Tan solo y lleno de soledad. Su vida se debía a un completo fracaso, su vida era una porquería acompañado de Hye, la chica que le hacía feliz con una sonrisa. Y por aquello, se sentía infeliz, no quería que su felicidad dependería de alguien, quería ser independiente. Por qué para él era importante estar solo, sin nadie. Su corazón estaba dañado gracias a su pasado, más sin embargo Hye había hecho algunos cambios durante estos años. Eran amigos, sí, pero uno de ellos ya no sentía amistad y amaba en secreto.

Desgraciadamente, Min Yoon Gi la amaba y cuidaba, como a nadie nunca amó. A pesar de que tenía sentimientos por ella, los problemas no se escabullian por completo, aún así llevaba una vida existencial llena de rutinas que ya no quería seguir. Era infeliz, sumamente infeliz.

Perfecto para un demonio.

Cuándo tu alma es débil, tiendes a ser una buena presa para aquellas almas vagas que se aprovechan de cualquier individuo carnal.

—¿Quieres que te suelte, Hye?— sus labios se movían en son de burla, sin empatía o resentimiento. Desorbitado de su exterior le tentó.

Algo andaba mal, pensó Hye.

—Solo volvamos a la cama, tus manos me están quemando. — se quejó con terquedad.

—Mis manos están sedientas, es por eso. — respondió una voz multiplicada de los labios de Yoon Gi.

Hye quedo anonadada.

—Estas muy raro, sueltame ya.

—¿Quieres dormir?— le preguntó, Hye asintió sin pensar en las consecuencias, ella solo quería volver a reconciliar su sueño–;  pues vas a dormir.

Hubo problemas para mantener los ojos abiertos, hubo problemas para no sumergirse en la oscuridad.

Habrá problemas para lo que se avecina.

Demonio; Kth |1| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora