|tres|kth

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La cama era grande y el lugar era de sobra acogedor. El programa de entretenimiento sonaba de fondo en la habitación, las luces aún estaban encendidas haciendo el momento tranquilo. La tarde de películas había pasado con éxito, nada de cosas raras o voces sin sentido de una explicación.

—Sigo pensando que deberías llamar a un electricista, tus luces sirven con el pagador ¡Me has mentido!

La chica que yacía en la cama, con aquella pijama de color lila, acostada esperando el momento para dormir en paz, le observó con odio.

Tan solo una noche había pasado, está era la segunda. Y quería que fuera sin ningún acto del otro mundo.

—¿Podrías cerrar la boca?— escupe molesta–. No hagas que me arrepienta de todo. De tu voz es molestosa al igual que tus bromas sin sentido

—Bien, no te enojes. No ha pasado nada malo hasta ahora— demanda siendo tímido—. ¿Te sientes segura si me quedo?

Sabía que no estaba segura ahí sola. Necesitaba compañía. Necesita a su amigo.

—Segura— respondió sin más—. Más que segura.

—Bien, entonces a dormir, apagaré las luces para pode...

—¡No!— gritó ella con miedo espantando a su amigo—. Quiero decir...no tengo sueño, no apagues las luces ahora.

—Dejémonos de juegos, estoy aquí, y voy a  apagarlas.

Y aunque ella se quejara, él apagó las luces. Y ahora toda la habitación  estaba en oscuridad, la única luz que entraba por la ventana era la que emanaban los faroles de la calle.

En la mañana habían planeado esto, habían dicho que estarían juntos. Y mientras el chico regresaba a su casa por ropa para dormir, ella no pudo evitar sentir miedo. ¿Por qué? Se había metido a la ducha y mientras el vapor del agua caliente hacia de las suyas en el espejo, ella observó el mensaje.

"Déjame tocarte"


¿Suena estúpido? Sí, lo suena, pero es real, nada que no hayamos visto en las películas de terror.

Y desde ahí se había vuelto loca, y no, no hablamos de un íncubo. Esto era algo del otro mundo, algo verdaderamente espeluznante.

—¿Lo ves? No ha pasado nada, ahora duerme, ya es tarde.

Su amigo se reincorporó en el colchón, cubriéndose de pies a cabeza con la sábana de terciopelo. Se estaba acomodando para dormír, sin excusas o ruidos raros. Aquello había sido lo último que había dicho su amigo durante toda la noche.

La oscuridad reinaba en la habitación y el silencio comenzaba a fluir en el ambiente. Ningún grillo se escuchaba a esa hora.

Había pasado ya una hora.

Dos horas.

Tres horas.

Cuatro horas.

3:30 am

Hye tuvo un pesadilla.

Se reincorporó en la cama con la respiración agitada, asustada y llena de miedo. Había despertado justo a tiempo, su corazón daba saltos queriendo salir de su lugar. Hye giró a ver su reloj de mesa y maldijo por lo bajo el ver la hora.

—¡Maldición!— dijo en un susurro. Tomó aire con ritmo para volver a su estatus normal. No quería sentirse sofocada.

De repente recordó que no dormía sola, se sintió apenada al recordar que tenía visitas en su casa y seguro, ya las había despertado.

Demonio; Kth |1| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora