{7} Pasatiempo favorito

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Sus ojos rojos y cargados de ira se encuentran con los míos, también se han vuelto rojos, blake está alerta y por eso mis ojos cambiaron, sus ojos no me reflejan nada bueno, está dispuesto a hacerlo, solo debe mover un poco la espada y lo conseguirá. Su respiración es agitada, no pierdo contacto visual, no le demuestro miedo aunque estoy muerta de miedo por dentro, se ve capaz de hacerlo, se ve capaz de matarme.

Pasan unos segundos en los que parece estar en una lucha consigo mismo, sus ojos intentan cambiar a su color azul pero le cuesta, no me muevo, no respiro si quiera, cierra los ojos con fuerza y se levanta, guarda la espada y maldice alejándose, parece estar calmándose, Drake se le acerca y le dice algo. Sigo en el suelo, vuelvo a respirar, toco mi mejilla y noto la sangre en ella, no fue tan profunda pero aún así duele.

— Estuvo a punto de hacerlo.— murmura blake.

— Iba a hacerlo.— digo.

Me levanto algo desorientada. Demián se acerca, parece haberse calmado ya, cuando se acerca intenta tocar mi mejilla pero retrocedo torpemente tropezando con una roca y cayendo, o bueno, casi caigo al suelo de no ser por que Demián me sostuvo. Me suelto de su agarre.

— Oye Alexa siento eso, lo siento de verdad, es solo que perdí el control, no te digo que no puedes darle una lección a Drake por ser un idiota pero siempre pierdo el control cuando él recibe algún daño, prefiero recibirlo yo, te prometo que no volverá a pasar, me controlare.— dice con un tono de arrepentimiento.

— ¿Lo hubieras hecho?— pregunto.

— Alexa yo...

— Responde Demián.

— No, no lo hubiera hecho.

— Pero...— intento decir pero me detiene, toca mi mejilla sanando la herida y me mira.

— No lo hubiera hecho niña, lo siento, de verdad lo siento, pero ten por seguro que no lo haría, me controle para no lastimarte, y te prometo que nunca lo haré, perdóname.— dice bajo mirándome.

Yo sé que no quería, lo vi cuando intento luchar contra el mismo, confío en él, tal vez estoy siendo estupida pero confío en él

— Te creo.— digo bajo mirándolo, noto que sonríe leve, siento que besa mi frente.

— Agh, yo me voy.— escucho decir con fastidio a Drake. Se va dejándonos solos.

— Empezaremos a preparar todo para actuar en una semana ¿estarás lista?— pregunta aún con su mano en mi mejilla, su tacto es cálido a pesar de que mi mejilla esta llena de sangre. Asiento.— Bien niña.

Veo que saca un pañuelo de su bolsillo y limpia mi mejilla con suavidad, cuando termina le quito el pañuelo y lo dejo en mi mano, hago que se queme, no puedo arriesgarme a dejar mi sangre en cualquier lado. Nos vamos de ahí, me lleva a casa y él se va a no sé dónde, tal vez a su casa. Antes de llegar toco el diamante de la izquierda de mi pulsera y mi ropa se vuelve normal. Entro a mi casa y encuentro a papá persiguiendo a doki, es gracioso verlo erguido y corriendo detrás del pequeño animal. El cachorro viene a dar a mis pies y lo levanto. Papá suspira.

— Ese perro es muy escurridizo, no se quería bañar.— dice y se lo doy.

— Claro, admite que estas viejo y te sentirás mejor papá.— bromeó, es un hombre que aparenta unos 40 y tantos años pero está muy cuidado, aunque ambos sabemos que es muy viejo, nunca me ha querido decir su edad pero considerando que yo tengo más de cien años y mis hermanos muchos más no creo que sea muy joven.

— Eso jamás, estoy en mejor forma que cualquiera.— dice con notas de orgullo.

— ¡Nicolás ya ven con el perro!—grita mamá desde afuera.

— Ya habló la jefa.— dice y va al patio.

Su relación es una de las que más me gustan, luego de tantos años aún se aman y juegan como niños, me gusta verlos sonreírse mutuamente, es algo a lo que aspiro, aspiro eso con Demián.

Pasan varios días en los que cuando voy a la escuela siento que Demián me observa, siento su olor y su mirada en mi, faltan 2 días para dar inicio al plan, decidí salir a caminar un rato, no tengo un camino definido tan solo quiero relajar mi mente un momento. Avanzó unas cuantas cuadras, son eso de las 6 de la tarde, no hay muchas personas que digamos, veo un parque a lo lejos y e encamino a el.

— ¿Tienes más pasatiempos o es que mirarme es tu favorito?— pregunto al sentir la presencia de Demián a mi lado, no lo miro tan solo sigo caminando.

— Hago más cosas pero se podría decir que si.— dice. Llegamos al parque, hay algunas madres con sus hijos o mascotas.— ¿Vines seguido aquí?

— En realidad no, suelo caminar sin rumbo y termino en algunos lugares.— digo sentándome sobre el pasto.

— Entiendo.— imita mi acción.

Miro a los niños jugar, tan inocentes y absortos de lo qué pasa a su alrededor, las madres sin saber qué hay mucho más peligro para sus niños del que imaginan, en fin, toda una sociedad que se basa en sus creencias ignorando la existencia de lo sobrenatural, de eso que está mucho más allá de su nivel de comprensión o al menos, del nivel de algunos. Aveces quisiera tan solo ser normal.

— Es muy tranquilo ¿no? Ojalá todo fuera así de simple.— dice Demián, lo observo, esta mirando también a las personas.

— Lastima que no lo son.

— Hable con Drake, prometió dejar de ser así contigo.— dice

— Supongo que está bien.— murmuró.

— Oye... tú tienes más de una voz en la cabeza ¿cierto?

— Si, tengo tres, la mía, la de blake que es mi loba y Maya, ella es mi ángel, pero lleva años sin hablar.— digo bajo mirando mis manos.

— Ya hablará lo verás.— dice dándome ánimos.

— ¿Como lo supiste?— pregunto.

— Digamos que puedo meterme en la cabeza de las personas.— dice

— ¿Te has metido en la mía?

— No, pero puedo sentirlas.

Asiento, pasamos varios minutos sin decir nada, a decir verdad me gusta estar con él, es relajante y me siento protegida en cierto modo. Nadie dice nada cuando nos levantamos y caminamos de nuevo por donde vinimos.

— Nos vemos luego.— dice abriendo una brecha.

— Nos vemos.— digo y entro a mi casa. Me encuentro a papá y a Max frente a la puerta observándome.

— ¿Cuando nos presentarás a tu mate?— pregunta Max.

— Emm, bueno, un día que no sea ni hoy ni mañana tal vez.— digo forzando una sonrisa.

— Queremos conocerlo.— dice papá.

— Y lo harán, claro que lo harán pero eso será luego, así que adiosito, los amo.— digo antes de echarme a correr escaleras arriba.

— ¡No puedes esconderte por siempre Chanel!— grita mi hermano recordándome mi segundo nombre, sabe que odio que me llame así.

Ámame [fragmentos oscuros]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora