Dos

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PUNTO DE VISTA DE GULF

Los rayos del sol entrante por la ventana quemaron mi rostro. Era mi indicio para despertar así que abrí mis ojos. Asqueado de la vida.

Como prometido: la tercera rueda, es decir, el chico lindo llamado Bright se fue justo después de que nos acostáramos así que al mirar a mi izquierda: vi en angelical cuerpo durmiente de Mew.

La frisa cubre la parte inferior de su cuerpo. El sol relucía su piel blanca. Esos brazos fuertes tenían los codos alzados ya que él cubría sus ojos con sus nudillos. Era un hábito de dormir cuando estaba solo o a distancia de mí.

Creído. ¡Yo estoy aquí! Y tal así, me acerque a su cuerpo para abrazarlo. Él gruñe un poco en su sueño pero se destapa los ojos para verme. Baja su brazo derecho para abrazarme más a su pecho.

—Cumplí con mi promesa. Bright no está aquí.— Mew dice con voz ronca.

—Ya veo~.— Le digo totalmente feliz sin abrir mis ojos ni despegar mi cachete de su abdomen.

—¿Dormiste bien?

—Dormí contigo solamente los dos solos. Así que sí~.

—¿No te gustó hacer el trío?

—Me gusto pero eso sólo me hizo realizar que sólo te quiero a ti.

—Eres tan lindo.

Mew me acaricia el cabello como si fuera una mascota. No me quejo. Se siente algo lindo cuando acaricia mi cabeza.

—Debo ir a trabajar, Gu.— Mew me llama por mi sobrenombre.

—Será mejor que haga el desayuno, entonces~.

Le digo ahora para levantarme de la cama todo contento de que seamos solo los dos. Mew ríe cuando rodeo la cama haciendo un giro de bailarin en mis puntitas con los brazos abiertos.

—Estás muy feliz.— Mew dice entre risas.

Yo voy al armario y me pongo la gran camisa blanca de Mew poniéndome los botones sin nada más abajo.

Me doy la vuelta con una sonrisa traviesa. Él nunca se resiste a esto.

—Lo hiciste a propósito porque vas a cocinar, ¿no?

Mew dice mordiéndose una sonrisa.

—Sí~.— Me fui de la habitación todo travieso. En la cocina me puse un delantal y abrí esa nevera que siempre estaba llena, gracias a Dios.

Tome todos los ingredientes que necesitaba y los puse sobre mesa tras de mí.

Es ahí cuando me puse manos a la obra.

A los minutos en que Mew bajo a la sala todo vestido para su trabajo, le puse un lindo plato frente a sus ojos con huevos hechos y un poco de arroz blanco al lado de estos.

—Gracias por la comida belleza mía.

Él sabe que esas palabras cariñosas me hacen sonrojar pero me rehusó a mostrarme tan fácil así que preparo mi propio plato de desayuno y me siento a su lado en la mesa para comer hombro a hombro con él.

—No manches mi camisa.— Él advierte.

—¿Algún problema si la mancho?— Decidí jugar con él mientras alzó mi ceja derecha llevando un bocado a mi boca exageradamente abierta en una "O" expectante.

—Simplemente no quiero que te manches tu. Te ves muy lindo.

Mew halaga. Me sonrojo así que un pequeño temblor en mi mano provoca que el tenedor que me llevaba a la boca derrame su contenido en la camisa. Manchándola.

Tóxico(s) • MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora