Veintiuno

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Wild llega pronto a casa. Le abro la puerta con una sonrisa ya todo cambiado de ropas a una camisa mahón de botones de mangas enrolladas en los codos, pantalones cremas e unas botas.

-¡Wild! Pasa, pasa.

Yo le digo ahora entrando a casa. Él me sigue con una sonrisa.

-¿Cómo has estado, hermanito?

Wild pregunta.

-Bien, bien. ¿Y tu?

Él mira toda la casa con una sonrisa. Tal parece le gusta mucho la casa. Es de entender. Esta casa es demasiado linda. Demasiado lujosa como para ser de un precio barato. De no ser por alguien con tan buen sentido de diseños como mi pareja la casa no luciría así de costosa para el precio que es. Un precio no es el valor de algo hasta que uno le de valor propio.

Me moví a la cocina a seguir cortando carne de pez con suavidad sin girarme hacia mi gemelo.

-Wild, ¿puedes venir aquí a decirme si se ve bien...- Ni hice falta de terminar mi pregunta por el tan rápido «Sí» que contestó antes de posar a mi lado. -la carne picada?

De todas maneras terminé mi pregunta haciéndome a un lado cuando él poso a mi lado. Fingí mirar con mucho interés al pez pero obvio que eso no era lo que me interesaba en este momento.

-Creo que está bien cortado, hermano. Yo no comeré mucho de todos modos.

-¿Qué? Vamos, eres mi gemelo. Debes ser igual de comelón que yo.

Yo le digo todo tímido con una sonrisa. Wild ríe.

-Deja de ser tan refinado conmigo. No te hagas.

Yo le digo empujando su hombro con mi hombro. Él ríe haciendo lo mismo con mi hombro. Delicadamente puse el cuchillo en el fregadero.

-En realidad, Wild,- Yo me coloco frente a él para tomarlo del pecho de su camisa con ambas manos manteniendo mi mirada en su camisa antes de mirar a sus ojos. -quiero que sepas a no abrir la boca con todo tipo de extraños.

-¿Gulf?

Mis ojos miran los suyos. Lo abrazo.

-Un motel. Te pasaste de bebidas cosa que te hizo delatar nuestra millonada a un extraño que vino hoy a robarme.

-¡Oh no! Gulf, no sabía. Por favor perdóname. Hice mal. Lo siento.

Él se va a separar pero yo lo agarro afirmo nuestro abrazo no dejándolo ir. Wild ríe nervioso.

-Mm, Gulf. Qué lindo que no me quieras soltar.- Él ríe nervioso. -P--Pero esto está tomando tiempo... ¡Ah!

Mew aparece desde atrás dándole una nalgada con una toallita. Wild hace de sus manos dos puños en mis hombros mientras que yo me le quedo viendo.

-¿Estás bien?

-S-- Sí, ¡Ah! Mew, ¿por qué...?- Wild pregunta ahora mirando sobre su hombro a Mew después de otro azote en el trasero con la toallita.

«Aguantate, Mew. No es para nada excitante tener a dos gemelos indefensos frente a ti. Para nada. No lo es.»

Mew suspira para mirar a Wild con un semblante serio. De repente la mirada de perrito de Wild y la mía lo conmueven.

«¡Sí es excitante!»

Mew grita en su mente antes de calmarse enrollando la toallita en una de sus manos para mirar a Wild todo profesional calmado.

Tóxico(s) • MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora