Capítulo 3

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Otabek esperaba en la sala de estar hasta que Yuri bajo de su habitación, llevaba consigo su mochila.

—¿Qué es lo que llevas en esa mochila?— le pregunto curioso.

—Llevo mis cosas para dibujar...me gusta dibujar los paisajes y cosas que llaman mi atención— Yuri respondió feliz.

—Entonces supongo que quieres ir caminando ¿verdad?— pregunto Otabek saliendo de la casa.

—Si por favor— dijo Yuri muy entusiasmado.

Yuri tomó la mano de Otabek y camino llevándolo con él, se dirigieron hacia el centro de la ciudad, también había pasado mucho tiempo que Otabek no tomaba un descanso para pasear por la ciudad, era algo encantador ante la vista y agradecía a Yuri por ayudarlo con eso. De inmediato Yuri sacó su cuaderno, era algo grande y comenzó a hacer borradores de lo que llamaba su atención en el momento en que se sentaron en una banca del parque para comer helado.

—Los acabaré en casa con más calma— dijo mientras seguía dibujando con atención.

Otabek lo miraba con atención que ni siquiera me dio cuenta que su helado comenzaba a derretirse. Lo hipnotizo por completo aquel brillo especial que emanaban de los hermosos ojos del beta a su lado, creía que se trataba de una especie de soldado siguiendo una orden, veía la gran determinación que tenía Yuri hizo que su cuerpo se estremeciera.

—Otabek...tu helado— interrumpió Yuri comenzado a guardar sus cosas, Otabek salio de su transe y observo que la bola de helado ya se encontraba en el suelo.

—Demonios...bueno ya no importa...¿ahora que es lo que quieres hacer?— le pregunto limpiando su mano.

—Quisiera...ir a ver a papá— respondió el rubio tímido mientras metía las manos a los bolsillos de su sudadera.

—De acuerdo...pero el camino es largo— dijo Otabek levantándose de la banca donde estaban sentados.

—No importa...quisiera despedirme de él apropiadamente— dijo levantándose también.

—Sirve que nos conocemos un poco más— sonrió y tomó su mano nuevamente acercándose un poco a él.

Otabek dio un paso hacia atrás, era la primera vez que se sentía intimidado por alguien. Caminaron un buen tramo tomados de la mano hasta que sintió que la vergüenza se apoderaba de él al ver que todos los miraban.

—¿Te sientes incómodo? Lamento eso...es que en Nueva York solía ser así con mis amigos— dijo Yuri soltando su mano.

—No tengo ningún inconveniente es solo que no estoy acostumbrado— respondió Otabek acariciando la rubia cabellera de Yuri provocándole un sonrojo.

Continuaron caminando normalmente hasta el cementerio llegando hasta la tumba de su padre. Yuri se quedó mirando la lápida y de repente se sintió como el ambiente se ponía nostálgico.

—Lo extraño...aunque solo lo veía cada dos meses— menciono Yuri sorbiendo su nariz.

—Yo igual lo extraño— respondió Otabek guardando sus manos en la bolsas de su chaqueta.

—Siempre quiso que tu y yo nos conociéramos— mencionó divertido.

—Todas la veces que lo veía me hablaba sobre ti...a veces me sentía celoso— dijo Yuri riendo un poco.

—Yo en verdad me acabo de enterar de tu existencia...fue hace unos meses— respondió Otabek.

—Si bueno...no creo que sea fácil hablar del hijo que tuvo con otra mujer— menciono Yuri con algo de sarcasmo.

QuimeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora