Después de permitir que mi cuerpo repose sobre el colchón por varios minutos, me acerco con cuidado de no hacer ningún movimiento brusco a el armario y saco de el una maleta negra, bastante amplia a decir verdad. Sacudo la tierra que tiene impregnada como segunda piel después de tantos meses sin uso y la abro, dejandola tendida sobre algún lugar en la cama.
Me acerco a la otra puerta del mismo armario y de el extraego varias cosas: blusas tanto de manga larga como corta, jeans no rasgados, pantalones de algodón, un par de shorts, mucha ropa interior y tres pares de zapatos que coloqué en bolsas para que no mancharan el resto de las prendas.
Al tener todo cerca a la maleta, comienzo a empacar en dos filas todo tipo de pantalón o short; después le siguen las blusas arriba de ellos, sobre estas coloco una bolsa llena de mis productos de higiene personal junto con un paquete de toallas femeninas para mi periodo; en una tercera fila guardo los zapatos al lado de una bolsa de tela negra con adornos dorados que contiene toda mi ropa interior; para finalizar, coloco dos toallas de baño cubriendo todo lo que llevo y cierro la maleta.
Al notar la hora, me he tardado más de una hora recolectando y acomodando todo.
Emprendo marcha al primer piso para conseguir algo de comer y percibo a la vista la bolsa que traje del McDonald's. Hurgo en ella y pongo a calentar en el microondas los nuggets junto con las papas.
Comienzo a comer en silencio al cabo de unos minutos y siendo mi unica compañía el celular que tengo en los bolsillos de mis pantalones, lo saco al exterior y por primera vez decido navegar en el otra cosa que no sean las aplicaciones de llamadas o mensajes.
Al encontrar los íconos de varias redes sociales, con mi pulgar presiono por pocos segundos estos mismos y las arrastro a la imagen de bote de basura, eliminandolos permanentemente.
<< Estaré mejor así, por ahora. >>
No quiero saber nada de otras personas que no sean las que han estado a mi lado estos previos días. Sé que puedo confiar en ellas; pero no en el resto del mundo.
No quisiera arriesgarme a salir al exterior y abrirme nuevamente a todas las personas de esta ciudad. Tal vez las personas que me metieron en este hoyo profundo me encuentren a raíz de eso y es una cosa que prefiero evitar por el momento.
No necesito de nadie más.
Solo necesito de mi misma.
No volverá la Marlene de antes por más que intente, claro está. Quiero recuperarme, no quiero mantener a mi mente con constante miedo al hacer cualquier acción o decisión que piense que traerá consigo consecuencias en un futuro.
[...]
Recogo todo el tiradero que hize y lo boto al cubo de basura, excepto el vaso, el cual después de terminarme el contenido, lo enjuago y lo relleno de agua para tomar, por último le coloco la tapa cerrándolo.
Tomo mis pertenencias que dejé en la mesa y salgo al patio trasero. Respiro el aire fresco que me brinda una tarde un poco nublosa y esbozo una gran sonrisa.
<< Después de la tormenta, sale el sol. >>
He estado con compañía desde que volví y me alegra, pero ahora solo quiero relajarme sola sin tener que preocuparme de nada en por lo menos 5 minutos.
Después de tanta presión y angustia, la soledad aveces sienta bien.
Me quedo escuchando los sonidos de todo lo que me rodea: Los pájaros cantan una melodía alegre, los árboles se balancean debido al viento, las ojas en las ramas de los árboles suenan al chocar unas con otras y por último el crujir de las ojas secas que están en el suelo.
— ¿Marl?
Giro mi rostro hacia el camino que dirige a la puerta trasera mientras tomo agua y lo veo.
— Ya se te está haciendo costumbre venir, ¿Cierto? —bromeo.
— Es que estaba aburrido —se encoje de hombros.
— Ven siéntate conmigo, disfrutemos de la naturaleza —palmeo el lugar a mi lado y él se acerca hasta tumbarse junto a mi.
— Esto si que es relajante —suspira.
— Y bien, ¿Ya hiciste tus maletas?
Sus ojos marrones voltean a verme sorprendido.
— ¿Tenía que hacer maletas? Solo metí cosas a una mochila. Diablos, tendré que hacer la maleta más al rato, ¿Por cuánto tiempo nos iremos?
— Justo te iba a llamar para notificarte, Alex, —susurro y él arquea una ceja— nos iremos por una semana.
— Pues nunca me llamaste, Marlene —frunce el seño.
— Lo siento, ¡Prometo que lo siento! —chillo al verlo acercarse con mirada jueguetona— me quedé dormida.
— De eso nada. Me las vas a pagar, ahora solo me quedan pocas horas para estar listo antes de descansar para el viaje.
Acerca sus manos y por más que quiero salir corriendo, este me detiene contra el pasto. Sus manos comienzan a hacerme cosquillas en mi abdomen y brazos. Lágrimas salen de mis ojos, muy apenas puedo hablar.
— Pero... Si aún... Son las... 8 de l-la... Noche. ¡Suéltame, Alex! —logro articular entre las carcajadas que compartimos el y yo.
Logro mirarlo por varios segundos cuando se inclina y su rostro deja de ser de él, convirtiendose en el rostro de alguien más.
Este me sonríe diabolicamente, sus ojos azules iguales a los míos me traspasan, como si de carne fresca se tratase, antes de abalanzarse sobre mí.
— ¡Aléjate!
Logro aventar con esfuerzo a la anatomía con musculos que yacía sobre mí. Su cuerpo cae sobre sus cuclillas y el mío solo se retira de su presencia. Cierro los ojos y transcurre por mi mente ese recuerdo una y otra vez, sacudo mi cuerpo, tratando de que toda aquella energia negativa que me transmitieron sus ojos se vaya.
— ¿Marl? —al volver mi vista hacia él, ya no queda rastro de aquel color azul, sino el del color café.
¿De quién era aquél rostro? ¿A quién pertenece esa mirada tan despiadada?
— ¿Marl? ¿Estás bien? Siento si te lastimé —toma mi rostro y lo inspecciona ante cualquier rasguño.
Solo niego, lanzandome a sus brazos mientras lagrimas salen de mis ojos.
— Protégeme, Alex. Protégeme y no me sueltes —chillo del dolor que logró renacer en mi corazón.
— Nunca te soltaré. Lo prometo —acaricia mi cabeza y siento como deja un beso sobre esta.
— En tu rostro ví a alguien más, Alex. La mirada que me transmitió no era buena, quería hacerme daño —lloriqueé.
— ¿Qué viste, Marl? No te quedes con esto tú sola, has pasado por mucho.
Déjame compartir tu dolor como si fuese el mío.— Recuerdo... —gimoteo— Recuerdo unos ojos azules, me miraban con hambre y perversidad, antes de lanzarse sobre mí.
El cuerpo de Alex se tiesa por unos segundos pero vuelve a su estado normal otra vez. Decido dar por alto su actitud al sentir las caricias suyas sobre mi cabello.
— Te protegeré, Marl. Si antes te encontré por milagro, no dejaré que ahora te arrebaten de mis brazos con un nuevo trago amargo.
[...]
Los brazos y ojos de Mark, se sienten tan diferentes a como visualicé a aquel desconocido hombre.
Me coloca sobre mi cama y me cubre con las mantas. Toma asiento a lado mio y se encarga de repartir caricias con su mano sobre mi cabellera y rostro. Mientras nos miramos en completo silencio. De la nada, comienza a cantarme una canción de cuna y no logro evitar que risas salgan de mi boca, a lo cual me manda callar y continua cantando en boz baja.
Mis ojos comienzan a cerrarse sin previo aviso y suelto un bostezo. Lo último que siento son sus labios presionando mi mejilla, dandome un corto y perfecto beso.
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Memories
Mystery / Thriller🌠Ganadora al 2do lugar en los premios Solo Miles 2020🌠 Desde su solitario despertar en el bosque, sin encontrar a nadie ni a nada que pudiera ayudarla, Marlene tendrá que decidir con sabiduría sus siguientes acciones y palabras, tal vez por protec...