14: La Aventura Comienza

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Mi cuerpo se levanta rapidamente, mi respiración está más que agitada, como si terminara de correr un maratón.

En estas últimas horas, sentí como si en efecto, hubiera corrido miles de kilómetros. El rostro desconocido no paraba de mostrarse una y otra vez en mis sueños, siendo el motivo de mi desvelo.

Torturandome hasta el cansancio.

Con la palma de mi mano retiro el sudor de mi frente y suspiro agotada, hace un par de días que ya no tenía sueños tan extremos; pero sin duda alguna, el día de ayer detonó este recuerdo dentro de mi y ahora no puedo controlarlo.

Mi cuerpo parece estar ardiendo, así que la unica solución que encuentro es quitar el edredón de encima de mi piel y quitarme la ropa, dejandome vestida solo con mi ropa interior.

Siento mis ojos pesados, arenosos y exhaustos. Quiero dormir tranquilamente, pero sé que eso va a ser imposible por ahora.

Mi teléfono suena sobre mi mesita de noche.

<< Que raro, yo no lo dejé cargando. >>

Lo desconecto del cable y una notificación de mensaje nuevo acaba de llegar. Es Indiana, preguntándome, o más bien, exigiendome si es que ya me levanté y si no lo he hecho ya, que lo haga de una buena vez.

Bufo pasando mis manos por mi rostro y cabello, antes de levantarme por completo de la cama e ir a buscar ropa antes de meterme a bañar. Sólo quedan dos horas antes de las 8 y no quiero ser yo la que retraze el viaje.

Una vez entrando al baño, cierro con seguro y coloco la ropa sobre la silla.

— Ojalá pueda dormir cuando estemos en camino —hablo con voz adormilada al verme al espejo.

Una chica de cabellos rubios con ojos azules, tez blanca ahora demacrada y estatura media me saluda con una mirada cansada en sus ojos con ojeras bajo ellos. Mi cabello está revoltoso y por lo que puedo ver, aún tengo unos cuantos mínimos moretones en mi cuerpo.

Suspiro varias veces antes de mover la llave encendiendo el agua y después de minutos, checarla. Una vez está a la temperatura ideal, me retiro las únicas dos prendas de ropa que me quedan y entro a la ducha, cerrando las cortinas para que el agua no escape de este espacio. Cierro mis ojos, permitiendo que el agua corra por mi cuerpo, sujetandome de las paredes para no perder mi estabilidad debido al sueño.

Enjabono mi cuerpo lo más que mis cortos brazos lo permiten. Los sueños de anoche fueron más violentos de lo que nunca pensé; yacia parada nuevamente en aquel bosque del que Alex me rescató, la única diferencia, era que esta vez las siluetas extrañas lograban atraparme antes de ni siquiera correr, no podía recordar aún la cara de aquellas personas. Solo me venía una y otra vez la imagen de esos ojos azulados.

Niego con la cabeza y dejo mi mente en blanco, dejando de pensar acerca de todo eso.

Término la rutina de baño y salgo de la regadera. Me coloco ropa comoda para el viaje: un pantalón un poco ajustado de algodón y una playera un poco más grande que mi talla normal. Vuelvo a colocar una toalla femenina dentro de mis bragas y despues de acomodarme la ropa, cepillo mi cabello y lavo los dientes.

Tomo maquillaje para ocultar lo demacrada que se muestra mi cara y también las ojeras. Aprovechando mis esfuerzo por retocar mi rostro, me maquillo mis pálida cejas de color café, para que no se enfoque el maquillaje solo en una zona de mi rostro. Salgo del cuarto de baño, tomando los productos de higiene que me faltan. Una vez revisando que no olvide nada más, abro la maleta y meto la pasta dental, cepillos, etc., dentro de la bolsa de artículos personales y cierro ambas bolsas. En una mochila coloco una libreta con plumas y lapices, mi cargador, una linterna, mi bolso y otras cosas extra para matar el tiempo mientras estemos de camino.

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