2: Estoy aquí

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Cuando despierto me percato que estoy en un lugar diferente.

Desafortunadamente, la breve paz que encontré al despertar, se esfuma al sentir como me tocan unas manos desconocidas a las mías. Sin evitarlo mi cuerpo se tensa. Trato de retirarme y liberarme de su toque. Empiezo a moverme hacia atrás, pero es en vano, al instante otro par de manos me sujetan por los hombros, haciendo que quede inmovilizada sobre una superficie blanda y acolchonada.

Lágrimas nublan mis ojos y al instante concluyo lo peor, una sensación amarga se apodera de mí cuando me doy cuenta de la presencia de alguien en la misma habitación que yo. Cuando se me acaban las energías por luchar, me rindo y me quedo acostada por unos segundos, no dejo de llorar y mi respiración esta agitada. Siento aún la visión igual de borrosa que antes y cierro los ojos.

Pasa otro rato más y noto que ya estoy más calmada, las manos que antes ejercían presión sobre mí ahora ya no lo hacen, abro mis ojos y la vista vuelve poco a poco.

Parpadeo unas veces más y ahora puedo percibir claramente que las manos que me han estado sujetando ya no son tan extrañas para mí. Las manos que están en mis hombros pertenecen a mi hermano, Mark, mientras que las pequeñas manos que están en mi brazo son las de mi hermana, Ariadne.

Verlos aquí, hace que mi mente piense efímeramente que todo se trata de una ilusión, pero al ver como me miran y me toman con delicadeza, me hace sentir feliz, triste, emocionada y otras tantas emociones inesperadas que nunca había sentido antes juntas en mi vida.

Trato de mostrar la mejor sonrisa que me salga, a pesar de sentirme cansada y débil por dentro. Cuando me ven despierta ellos también sonríen y se abalanzan sobre mi. Me duele el cuerpo, pero abrazarlos después de días, semanas o meses de no verlos, es un sentimiento que no lo cambiaría por nada en el mundo, así que no los detengo y los abrazo con la misma felicidad que ellos me están dando en este momento.

Cuando se retiran, los observo para ver esos detalles omitidos todos estos años que no les he puesto demasiada atención.

Mi hermana Ariadne es la menor de los tres, tiene el cabello castaño, ojos cafés, es alta para el resto de su edad y tiene la piel clara al igual que Mark y yo. Su vestir simple es igual que antes, blusa color morado, sus jeans azules favoritos y unas zapatillas negras. Mi hermana siempre ha sido hermosa y aún con la edad que tiene se ve mayor, puede que aparente 13 pero lo cierto es que tiene 10 años.

Por otro lado, mi hermano Mark es el mayor de los tres, se parece mucho a mi hermana con su cabello castaño, tiene ojos cafés, piel un poco bronceada, es más alto que yo y tan solo tiene 19. Además es muy testarudo y actúa de manera sobre protectora todo el tiempo.

Ahora ya sé el porqué de su comportamiento, el por qué era sobre protector a cualquier momento, solo quería cuidarnos y protegernos de que cosas como aquella y más nos ocurrieran.

Y me pasó a mí.

Olvido ese recuerdo tan fugaz como apareció, cuando vuelvo la vista hacia Ari percibo que esboza una sonrisa y se la devuelvo, entonces se sube a la cama donde estoy tumbada, se abalanza sobre mí nuevamente y me abraza. Mi hermano Mark se acerca y levanta sus manos con la intención de quitarla, pero levanto una mano haciendo un ademán, dándole a entender que no, que estoy bien y de repente mi hermana con su vocecita me dice:

- ¡Marl, no sabes cuánto he pedido que regresaras! -llora.

- Tra-tranquila pequeña, -me tomo mi tiempo al hablar, mi garganta esta seca y duele- estoy bien y ahora he regresado para quedarme a tu lado- le digo de una manera dulce- Solo Dios sabe cuanto los extrañe -Lágrimas corren por mis mejillas- Perdónenme por todo lo que les he hecho. A ti, Ari por comportarme mal contigo y a ti, Mark por no hacerte caso cuando lo único que querías era velar por mi bien, por favor perdónenme.

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