[8] Eight Dates • LipSoul

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Con los más atentos y cordiales saludos nos dirigimos a usted, señorita Jung Jinsol.
Este correo fue enviado con motivos de información de hechos, así mismo para que usted pueda tomar en cuenta las acciones que llevará a cabo.

El día miércoles de la semana pasada, la Sra. Jung Haneul dio su última palabra para el contenido del testamento, dejando así varios bienes a su familia. Cómo era de esperarse, Srta. Jinsoul, usted y su hermana tienen beneficios otorgados.
Esperamos pueda acudir pronto a la siguiente dirección el día viernes, para así darle un mejor panorama de los hechos.

Sin otro particular, le saluda atentamente el notario Kang Younghyun.

Con el cerebro atestado de repentina información, Jinsol se quedó sin palabras. Checar la bandeja de entrada en las mañanas nunca se comparaba a esto.

—Abuela... —su abuela había muerto.

Aunque la chica no era muy cercana con su familia (exceptuando a su hermana), le dolía enterarse de eso.
Aparte de la shockeante noticia del fallecimiento de la mujer, le sorprendía el hecho de que les dejara, cualquier cosa...

—¡Yeojin, apresúrate! —gritó escaleras arriba, donde su hermana menor se encontraba.

Un jueves por la mañana tranquilo, se había convertido en... realmente las cosas no cambiaban mucho.

Si lo pensaba, su abuela nunca fue alguien tan cercano al que acudían constantemente. Y podría asegurar que la mujer fue capaz de dejarles un par de calcetines de herencia.
Nunca se sabe...

Jinsol y Yeojin nunca fueron sus nietas favoritas.

—¿Qué es eso?. —Jinsol dio un salto ante la repentina voz tras ella.
Yeojin pasaba tomando un vaso de las estanterías de abajo para proceder a servirse leche en el mismo.

—Oh, un correo.

—Sé que es un correo. —rodó los ojos mientras tomaba asiento en el banco, del otro lado de la barra. —¿Qué dice?

—La abuela murió. —soltó mientras continuaba preparando su sándwich de jalea.

Y como era de esperarse, la menor no tuvo una gran reacción.

—¿La que una vez me regañó por vestir medias azules en su casa? —a eso se refería con que la mujer no era muy buena con ellas. —Ya le tocaba a esa vieja.

Jinsol asintió.

—¿Quién reprende a una niña de cuatro años por usar ropa? —continuó hablando —. Quiero decir, ni siquiera la elegí yo. —aún cuando habían pasado ya varios años desde que la menor tuvo una impresión de la mujer, se daba cuenta que Yeojin no superaba del todo ese día.

—Si, tampoco era muy fan de ella que digamos.—soltó una risa. —Pero aunque no lo creas, nos dejó algo en su testamento. —Agregó con un toque de misterio.

Esta vez, si que hubo una reacción por parte de la pequeña.

—¿En serio? —la joven alzó las cejas, sorprendida. —Wah...

Por su mente no pasaba ni la menor idea de que era lo que podía contener ese papel, e involuntariamente, ahora pensaría en ello durante toda la semana.