U N O

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Tome de mi vodka, disfrutando de mi soledad, viendo a los humanos con sus amigos tomando mientras reían y gritaban como todos unos escandalosos.

Mientras yo estaba solo, el único "amigo" que llegue a tener me traicionó y casi destruye a uno de mis hijos, por lo que casi lo destruí por completo, mi última pareja fue una humana con la que me casé, tuve mis hijos y ella murió.

— Un canta claro, por favor — Pidió una mujer junto a mi, la mire de reojo, ella tenía un ojo hinchado, con grietas en su rostro amarillo, azul y rojo y pude ver un par de estrellas.

— ¿Tarde difícil? — Intente sacar un tema de conversación, ella me miró y luego puso una mueca.

Le pusieron su trago al frente.

— Ni que lo creas... Mis hermanos me cayeron a golpes... Cuando creí que todo estaba por mejorar — Dijo mientras miraba su trago con disgusto, ella llamo a barmat — ¿Que es esto? Esta cosa de vidrio es más pequeña que la tapa de una Coca cola... Tráeme un vaso de plástico, de esos grandes con hielo... — El humano la miró sorprendido — ¿¡Acaso no me escuchaste mamawuevo!? Ahora me traes la botella completa, mi amigo de rojo paga... — Fruncí el ceño.

Y el hombre salio corriendo a buscar el pedido de ella.

— ¿Amigos? — Pregunté y ella me sonrió, una hermosa sonrisa la verdad.

— Nuestra miera impresión no fue buena, pero... El tripalosky me lo explico todo, por lo que ¿Qué impide que seamos amigos?

— Bueno... — La miré dudoso, ella acomodó su boina roja que se encontraba toda sucia de tierra.

¡Que esperas idiota! Te está ofreciendo ser su amiga, no que te cases con ella.

— Ja pue' si quieres, solo pagas los trago y no nos volvería... — La interrumpí.

— URSS a tus servicios — Le ofrecí mi mano.

— Venezuela, un placer... — Se presentó con su radiante sonrisa, tomando mi mano.

¿Como puede sonreír después de tantas heridas?

— Y bueno... ¿Seguirás tomando lo mismo que el Russky o probaras este? — Dijo y justo en ese momento el humano trajo la botella que pidió Venezuela.

— Bien probaré un poco... — Dije tomando la botella, bajo su mirada, tome un pequeño tragó y fue como la primera vez que tome vodka, diría que peor, raspaba mi garganta y su sabor era muy fuerte.

Cuando termine de tragar dejo la botella en el mostrador y las risas de Venezuela resonaron por todo el bar, atrayendo la atención de todos a nuestro alrededor.

— Eso... Eso fue... — Trataba de hablar entre risas — Tu cara... — Y siguió riendo, para luego tomar la botella y beber un trago tranquilamente como si de agua se tratara. Cuando alejó su botella de sus labios, ella los relamió dándole un toque brillante y solto unas carcajadas más discretas.

— ¡Venecia! — Alguien la llamo, pero ella ignoró su llamado.

— ¿Que ocurre? Te están llamando... — Le dije y ella me miró confundida.

— ¿Estas seguro? Llamaban a Venecia, yo en cambio soy Venezuela y al menos que alguien quiera que le rompan la nariz la pequeña Venecia — Dijo borrando su sonrisa, pero me dio un poco de risa lo último que dijo — No me gusta que me llamen como en mis tiempos de esclava...

— Venecia, creí que eras una alucinación, pensé que regresaste a tus tierras... — Un hombre se puso frente a mi dando me la espalda.

Y miré sobre su hombro a Venezuela.

Una amiga para URSSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora