T R E S

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URSS

— Pasaremos unos días en casa de Venezuela, su estado Apure no estará por lo que según ella quiere invitar a todos sus "panas" y que disfrutemos de un gran descanso... — Dijo Rusia junto a su amigo China, los dos me miraban esperando alguna palabra de mi parte.

— Y eso me importa ¿Por? — Ellos dos se miraron y luego me miraron con el ceño fruncido.

— Con todo respeto, pero usted es amigo de Venezuela ahora, por lo que también está invitado... — Dijo el de cuerpo rojo.

— China tiene razón, Venezuela también te quiere allí padre...

— ¿Seguros? No creo que Venezuela me tenga cerca de sus otros amigos...

— Tranquilo conoces a casi todos, no pasará nada... — Dijo Alemania saliendo de la cocina mientras revisaba unos papeles y comía una tostada con mantequilla.

— ¿Y tu cuando llegaste? — Preguntó China mirando a Alemania.

— Hace al menos quince minutos, tenían la puerta abierta... — Dijo encogiéndose de hombros.

— Bien iré... — Dije quitando le la tostada a él alemán quien me miró mal.

— Que bueno, por qué tus cosas ya están empacadas... — Dijo alguien que no conozco.

— Gracias Argentina... — Dijo el chino. Por lo que entre Rusia, China y Argentina, nos sacaron a mi y a Alemania  empujando nos fuera de la casa de Moscú, quien miraba todo confundido desde el sofá.

— ¿No ayudas a tu abuelo? — Pregunté desde la puerta, abrió la boca para decir algo.

— No puede, vamónos... — Rusia me dio un último empujón sacándome de la casa — Camina o perderemos el avión.

— Estas muy emocionado... — Murmuré, mientras caminábamos China y Argentina hablaban muy animadamente junto a Alemania y Rusia, mientras yo me mantenía en silencio viendo mis pies.

¿De verdad Venezuela querría verme? La última vez que la vi, fue hace unas semanas en el aeropuerto... Apresar de que sabía que la volveriamos a ver ya que tiene que trabajar con Rusia, ella solo se puso a llorar y me fue inevitable no mirar cómo aquellas lágrimas de petróleo caían por sus mejillas... Lo que significaba que ella vale una pequeña gran fortuna...

— Papá... Ya debemos subir a nuestro avión — Rusia me tomo de la manga de mi cobertor y eso me trajo un recuerdo de cuando era un niño, el solía hacer eso al igual que todos sus hermanos cuando querían mostrarme algo y yo siempre dejaba mi trabajo, para ver lo que ellos querían — ¿Te sientes bien? — Lo miré confundido y comencé a subir las escaleras del avión — Es que es la primera vez en mucho tiempo que te veo sonreír... — Murmuró.

* * *

Todos bajamos del avión, ya nos encontramos en territorio venezolano y hace más calor de lo que creía.

Me quite mi cobertor y aun seguía teniendo calor además del que olía extrañó pero era un olor agradable.

— Hola a todos, mi mamá me mandó a buscarlos, soy Apure aunque el tío Argentina ya me conoce... — Se presentó un chico muy bajito con una sonrisa aunque le falta un diente y tiene un parche en su ojo izquierdo con la forma de un escudo y esa parte tenía un triángulo blanco, también tiene tres franjas como Venezuela, aunque en lugar de tener la última franja roja está era verde y sus estrellas estaban en una línea recta.

Una amiga para URSSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora