Capítulo 14: ¿Amistad?

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♥️

BRUCE

El sonido de una alarma que no reconozco provoca que abra mis ojos, y al ver las condiciones en las que me estoy despertando esta mañana hace que sonría.

Nunca había dormido tan bien en mi jodida vida.

Tengo la espalda de Scarlett sobre mi pecho y nuestras piernas están enredadas. Observo su cuello descubierto y me relamo los labios. Quiero besarlo, succionarlo y morderlo hasta dejarle marcas, pero eso sería indecente de mi parte si lo hago mientras ella está dormida.

Evidentemente, mis hormonas se encuentran demasiado alteradas, y más aún cuando la hermosa chica al lado mío mueve inconscientemente su apetecible trasero sobre mi entrepierna.

Joder, estoy tan duro que me duele. Tentado, poso mi mano en su cadera y acaricio suavemente la tersa piel.

Ella voltea acercándose más a mi cuerpo y dejándome ver su bonito rostro adornado con una pequeña sonrisa y sus brillantes azules ojos esforzándose por abrirse. Debido al cambio de posición, mi mano que antes estaba en su cadera ahora se encuentra en su redondo trasero y no es algo que parece molestarle, por lo que no la quito.

Acerco mi rostro al suyo y beso la comisura de sus labios, esos que desde el primer momento en que los probé me han vuelto un adicto. Ella gira levemente para corresponder mi beso y mi autocontrol se va a la mierda.

Ni siquiera me importa el aliento mañanero, en todo lo que me concentro es en poseer con mi lengua su dulce boca. Con cuidado, me muevo encima suyo y Scarlett abre sus piernas dándome un espacio entre ellas, provocando una deliciosa fricción entre nuestras zonas sensibles que me tiene enloquecido.

Ella gime suavemente cuando en medio de mi bruma empiezo a besar su cuello y clavícula. Intento contenerme pero no puedo siquiera mantener mis manos quietas. Éstas se pasean por sus muslos desnudos, caderas, cintura y finalmente pechos. Antes de llegar a éstos, la miro pidiendo su permiso y ella asiente concediéndomelo. Masajeo su pecho izquierdo por encima de su camiseta, ya que no lleva sujetador debajo, y mi tacto distingue su pezón erguido.

Maldigo para mis adentros, el pantalón me va a explotar.

—Maldición bonita, te deseo como no tienes idea, —susurro contra sus labios y ella aprieta mis caderas con sus piernas, provocando un roce más intenso de mi erección en su entrepierna. —pero debemos detenernos. —infiero, por primera vez en los últimos minutos pensando con la cabeza de arriba y no con la de abajo.

Luego de mis palabras, ella me mira como si acabara de recobrar la razón. Se sonroja intensamente y yo me quito de encima para darle su espacio. Agarra la sábana y se tapa el cuerpo exageradamente incluso aunque lleve ropa puesta. La manera en que actúa me da a entender que está avergonzada. También, presiento que es la primera vez que alguien la toca y besa como lo hice yo.

Claramente es virgen, pienso, confirmando la duda que anduvo revoloteando por mi mente desde que básicamente la conocí.

Tal vez debí suponerlo desde un principio, ya que a algunos les parecerá un poco extraño que los adolescentes entre 14 y 16 años tengan relaciones sexuales, pero para mí no lo es. La primera vez que tuve sexo tenía 14 años, por lo que a partir de esa edad y durante tres años he tenido una vida sexual moderadamente activa. No intentaba follar con la primer chica que veía, no soy un tipo promiscuo. Pero no puedo negar que sí he tenido algunas aventuras, las cuales no sobrepasan el número de diez mujeres y todas más mayores que yo.

—Y-yo... no sé que pasó. —dice nerviosa y sin poder sostenerme la mirada.

Sonrío, es tan tierna.

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