Capítulo 16: La puerta abierta.

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SCARLETT

Luego de casi tres horas jugando llegamos sumamente agotados a la última estación, la Estación 6, la cual se encuentra bastante alejada de las demás y la razón de esto es porque el desafío es atravesar un estanque artificial sin caer al agua. ¿Y cómo lo atravesaremos? Pues debemos ir saltando a través de unas cinco o seis superficies redondas que flotan en el agua.

El silbato suena anunciando que el tiempo empieza a correr. Milo se ofrece a pasar primero y el profesor James lo sigue por detrás. Con un poco dificultad consiguen llegar al otro lado sin haber ni tocado el agua. Enseguida, los demás hacen el mismo recorrido mientras yo los miro atentamente y ninguno se cae.

—Las damas primero. —escucho la voz de Augustus hablándome y reparo en que somos los últimos que faltan cruzar.

Sin mirarlo ni contestarle nada ante su acto de "caballerosidad" avanzo hacia el borde del estanque y me preparo para saltar a la primera superficie. Como ésta no se encuentra muy alejada, salto y aterrizo con éxito. En las siguientes dos superficies sucede lo mismo que con la primera. Por detrás mío, me viene siguiendo Augustus. Cuando llego a la ante última me detengo y hago una mueca con mis labios. La distancia que debo saltar es mucho más larga que las veces anteriores y no creo que pueda hacerlo.

—Intenta impulsarte lo más que puedas con tu cuerpo. —me dice Augustus quien se haya parado a una superficie de la mía.

Asiento tomando el consejo y sin dudarlo más salto.

Y todo sucede rápidamente; consigo apoyar sólo las puntas de mis pies en la superficie lo que provoca que me balancee hacia atrás, antes de caer al agua siento como los brazos de Augustus intentan sujetarme pero lo único que consigue es que con el impulso él también caiga conmigo. Por lo que el resultado final es el chico y yo sumergidos en el estanque de aguas turbias.

—Mierda. —maldice Augustus.

Ambos nos dirigimos hacia el borde más cercano para poder salir, rápidamente él lo logra y me sorprendo cuando me tiende la mano.

—Te ayudo, las piedras están bastante resbaladizas. —se excusa y yo niego.

Intento subir yo sola y me resbalo con las rocas debido a que están cubiertas de musgo.

—Vamos Scarlett, sólo quiero ayudarte. —insiste con frustración.

Suelto un bufido y tomo su mano a regañadientes. Él me empuja hacia arriba y salgo con mi cuerpo desde el cuello hasta los pies completamente empapado.

—¿Están bien chicos? —pregunta preocupado el profesor cuando llega a nuestro lado seguido de nuestro grupo.

—Si, sólo un poco mojados. —responde Augustus y yo asiento en concordancia.

—Te adelantaste a tu baño. —bromea Milo acercándose a mi y yo con una sonrisa maliciosa corro a abrazarlo, él me recibe con efusividad. —Oh ángel, no me molesta que me mojes, de hecho, tengo bastante calor.

Bufo alejándome y él se ríe.

A continuación, escuchamos nuevamente el sonido del silbato que da por finalizada la jornada de juegos.

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