Capítulo 12

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Holaa, hoy les dejo la nota primero jejejeje

Para escribir este capitulo me he inspirado en la canción de Andrés Suárez, Vuelve. Se las dejo aquí arriba, en caso de que no la conozcan o la quieran escuchar, ya que salen partes de la canción en el capítulo.

Por último quería decirles que no creo que pueda actualizar dos veces en semana como he estado haciendo, ahora se viene una parte de la historia que aún no tengo escrita y me lleva mucho tiempo. Es por ello que voy a cambiar los días de actualización. A partir de ahora serán los miércoles.

Aquí les dejo un capítulo que espero que disfruten mucho.
Besoos💞

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<<Vuelve. Que hay un niño en cada playa, en cada raya que lleva tu nombre. Y no se esconde ni se apaga este dolor.>> No conseguía ahuyentar de ninguna manera esa frase de mi cabeza. Había estado todo el día rondando por mi mente la melodía de sus letras mientras recordaba una y otra vez aquella tarde de verano de hace diez años que había huido de casa y la había conocido, a ella y a la canción.

La marea me relajaba, me tranquilizaba el vaivén continuo de su oleaje y el romper de sus olas en la orilla me transmitía el placer que calmaba mi dolor y sanaba mis heridas.

Me quedé observando la blanca espuma que se formaba en lo alto de cada cresta que se levantaba ante mí. Ansiosa deseaba su caída para poder deleitarme con el sonido del impacto y distraída anhela que la fuerza del mar hiciera de las suyas y continuase con su incesante rutina para poder seguir viendo el maravilloso fenómeno natural que había estado admirando desde que me escapé de casa.

Había perdido la noción del tiempo, no sabía hace cuánto estaba sentada sobre la fría arena perdida en las profundidades del océano. Pero para cuando me quise dar cuenta, el sol había desaparecido y sobre mi cabeza brillaba una gran luna. Aquella no era la única cosa que había cambiado, las ruidosas familias con hijos, los amigos y parejas que habían venido, ya se habían ido. La muchedumbre había desaparecido para ser sustituida por la tranquilidad de una playa en calma que se veía alterada por mis pensamientos.

Este lugar conseguía evadirme de mis problemas, en cambio en aquella ocasión la tarea se me dificultaba. No era fácil olvidar que papá me había ocultado que Sultán, mi perro, estaba enfermo. Me había dicho que en la cita al veterinario había ido todo bien. No podía creer que me hubiese mentido de esa manera. Él sabía que el perro iba a morir y no me había dicho nada, él prefería aceptar su muerte ante mí como si simplemente hubiese sido un accidente e ignorar que lentamente se estaba muriendo y no había hecho nada para evitarlo. Ni siquiera decírmelo... <<Te odio>> pensé.

Aquella frase se repetía en mi cabeza como un mantra una y otra vez sin descanso alguno. <<Te odio, te odio, te odio, te quiero>>

Las palabras habían surgido solas en mitad de mi repetición. El desconcierto ante su intempestividad había conseguido que saliese de la burbuja que había creado con mis pensamientos, logrando así que me evadiese de la realidad. De nuevo, comenzó a escucharse las olas, que habían dejado de sonar. Una vez más, volví a sentir la brisa chocar con mi piel y una dulce melodía había empezado a oírse a lo lejos . En cuanto fui consciente de esto último traté de averiguar de dónde procedía. Había estado tan sumida en mi pensamientos, que había dejado de percatarme de lo que ocurría a mi alrededor. Antes de sumergirme en mis cavilaciones, aquella dulce melodía que en estos momentos sonaba, no hacía bailar a la brisa que movía mis cabellos.

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