15화

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Al fin han llegado a ese esperado descanso; tiene toda la mañana para alistarse, antes de ir a donde Jungkook. Realmente es complicado, no se trata de una preparación física respecto a su apariencia. Sino mental, y sentimental; porque decidió visitar el centro comercial esa mañana, dispuesto a comprar ese vino que prometió. Sin embargo, sus pasos se ven detenidos por una idea que enciende sobre su cabeza.

        Tras una larga visita a esa tienda que, afortunadamente, no es tan costosa, sale con el tiempo justo para terminar su diminuta lista de compras. Y cree que está dándole un buen uso a su cuarto cheque del trabajo, porque ha cubierto sus gastos quincenales al mismo tiempo que se consciente este capricho. Incluso si no es así, tampoco importa, porque regresa a su departamento listo para vestirse acorde a la ocasión. Ni siquiera el agua helada que cubre su cuerpo, otra vez le han cortado la caliente, puede bajar esa emoción que burbujea profundo en su pecho.

        Pasan de las 3 pm cuando está ajustando sus pantalones beige con un cinturón, y no recuerda la última vez que los utilizó. Ni siquiera recuerda el concepto en que los compró, pero agradece estén ahí. Duda en acompañarlos con un suéter gris, no cree que el enorme abrigo para invierno sea necesario, más allá de su trayecto hasta el departamento de Jungkook.

        Lanza una última mirada al espejo, y es incapaz de remembrar otra ocasión en que se sintiese como en este momento. Quizá porque nunca se preocupó demasiado por dar una apariencia decente, mucho menos en una cita. Él nunca tuvo una antes. Las personas con quienes pasaba un rato solía conocerlas en carreras, y con trabajo recordaba sus rostros. Por lo tanto, está inseguro cuando coge el vino dentro del bolso que le dieron aquella tienda; toma sus llaves y sale del departamento, dispuesto a llegar hasta el lindo vecindario donde vive su dongsaeng.

        Cada calle es concurrida, personas corrien de extremo a extremo por conseguir regalos navideños, o terminar sus compras para la cena de esa noche. Taehyung puede recordar que tan importante eran estás fechas para su abuela, también que en esos años fue la última vez que celebró debidamente. Al menos, no con desconocidos.

        Un suspiro nostálgico se le escapa cuando aparca frente a su destino, y se siente un poquito más patético, por tener todas estas sensaciones.

        Vamos, sólo es Jungkook.

        Nada más es una cena sencilla, muy sencilla.

        No hay razón para agobiarse.

        Se anima así mismo cuando ingresa al edificio, y puede percatarse que, en efecto, tienen un portero. No había tenido oportunidad de conocerlo, porque solían llegar tarde del trabajo. Le saluda en una suave reverencia, creyendo que es agradable porque no le mira mal como otros vecinos suelen hacer; o quizá, sea porque sus ropas de este día no dan mala pinta. De igual forma, ingresa al elevador con más confianza.

        Sostiene una bolsa contra su pecho, mientras la del vino está oculta en el bolso que se vio obligado a llevar. Cuando llega al piso seleccionado, respira profundo antes de encaminarse hasta el departamento del azabache que tan nervioso le pone.

        Se escuchan pasos, pero parecen silenciados por los latidos de su corazón. Y cuando abre la puerta, todo desaparece de nueva cuenta; únicamente es Jungkook, y no irá a juzgarle.

        —Casi pasas por un habitante más de Gangnam —le molesta apenas se ven, y Taehyung bufa con una sonrisa divertida. Capta el chiste.

        —Primero me arrojo de la Torre Namsan —ingresa al lugar, sintiendo un suave aroma en el aire. Huele a comida casera.

        —Dije que no sabía cocinar —escucha los nerviosos pasos del menor caminar hasta su cocina, cree prudente seguirlo.
—Pero, creí que sería bueno intentar.

Road To LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora