INTERLUDE : WHEN THE PARTY'S OVER

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« Estoy solo.
Podría mentir y decir que
me gusta así »

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Somos el destello de todas nuestras desilusiones de infancia; consciente o inconscientemente, vivimos en un bucle infinito dando giros hacia un sólo trauma; o en su defecto, una red tejida con muchos de ellos. Y si nadie tiene alguno, quizá debería mostrar sus secretos.

        En su momento no pareció relevante, pero ahora que siente el patrón repetirse, Taehyung padece muchas desilusiones pasadas que terminan por explotar en la más reciente. Curiosamente, una creada por él mismo.

        Llega al departamento a medianoche; tal vez invirtió demasiado tiempo tratando de evitar la soledad que le esperaba apenas cruzarse su puerta tras un día de trabajo. No obstante, cuando cierra a sus espaldas, tiene el peso de toda una vida sobre sus hombros. Una espesa oscuridad le recibe, y suspira con pesadez antes de quitarse los zapatos para avanzar a ciegas hasta su habitación. Todos estos años evitándose así mismo, para darse cuenta que nada ha cambiado tras mudarse a Seoul.

        Ese vacío que ha ignorado durante años, se siente agudizar en este preciso momento. Y no sabe cuándo apareció, pero está al tanto del día en qué desapareció; cuando vio a Jungkook dentro de la farmacia, comprando un botiquín de primeros auxilios para curarle un par de heridas.

        Y ese pequeño momento, le trae un centenar más.

        Avanza con cansancio hasta su habitación, sintiendo sus extremidades actuar por voluntad propia. Puesto que su mente viaja varios años atrás; dentro de un pequeño espacio de infancia. El día que aprendió a andar en bicicleta, y terminó estrellándose contra la cerca de su vecina. Recuerda a su madre furiosa, recitando lo irresponsable que era mientras limpiaba su rodilla raspada entre refunfuños. Descubre recién que no estaba molesta, únicamente preocupada.

« — ¡Pero mamá! Conseguí pedalear solo —contaba un pequeño castaño su gran hazaña del día.

Y a cambio te rompes una pierna.

No está rota —debate, estirando su rodilla que únicamente arde. Sin embargo, ni eso consigue opacar su logro. —¡Está en perfectas condiciones! »

Aún está fresca la caricia que dejó en su mejilla tras darle una mirada orgullosa, rendida ante sus regaños. Incapaz de opacar ese gran logro.

        Taehyung vive dentro de sus memorias, mientras arroja fuera del armario cada una de sus prendas. Inicia por las sudaderas, varias de ellas aún huelen a Jungkook.

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