PoV Audrey.
Eran sobre las ocho de la tarde, por fin había encontrado el regalo perfecto para el tercer año de Joyce. Este año superaría el regalo de Carrie, estaba segura.
Me dirigí a mi coche que estaba en el parking del centro comercial, puse todas las bolsas en el maletero y una vez dentro me acomode el cabello, encendí el motor, me puse el cinturón y entonces picaron a mi ventana.
Era un hombre con gafas de sol y una gorra, al principio no lo distinguí, pero luego se quitó las gafas y lo reconocí perfectamente.
–¡Dios! –Grité.–¡Aléjate o llamo a la policía!
–Audrey... –Dijo Belac un poco agitado. –Necesito tu ayuda. -Dijo apretando su abdomen.
Me fijé en él, estaba asustado y sudando, su mano estaba cubierta de sangre, de su propia sangre.
–¡Por favor, vete! –Insistí.
Tenía mala cara, me miró con dolor y estaba muy nervioso. Al fin y al cabo era un joven, solo en la vida, metido en varios problemas al parecer, pero a pesar de todo no era un mal chico.
–Por el amor de Dios... sube. –Dije con toda alma en pena y se subió en el asiento de copiloto. –¿Qué haces aquí? ¿Me estás siguiendo?
–Me están siguiendo a mí. –Dijo y se dió la vuelta para mirar hacia atrás.–¡Agáchate! –Gritó y me escondí junto a él.
Pasaron dos tipos que no tenían cara de ser amigos, los dos vestidos de negro y con gafas de sol, se podría decir que era como unos tipos recién sacados de una película de mafiosos. Belac me dijo que permanezca en silencio.
–No puede haber ido muy lejos. –Dijo uno de ellos. -¡Maldito Caleb!
Caleb, debí suponer que Belac no era su nombre, al parecer le gustaban esos trucos de las palabras al revés.
–Vamos, no podemos perderlo esta vez. –Dijo el otro. Y sonó su teléfono. –Dígame. –Respondió. –Ahora vamos.
–¿Qué pasó? –Preguntó el otro.
–Jack River se ha presentado en la comisaría de Bourne. –Respondió y noté como Belac se puso nervioso.
Los hombres se desvanecieron al cabo de un rato así que yo decidí arrancar el coche.
–Así que Caleb... –Murmuré.
–No era tan difícil... –Dijo aún dolorido.
Seguía siendo joven, ahora debería tener unos veintidós años, ya no era tan niño como antes, así que por eso decidí ayudarle, se le veía que era más maduro y menos manipulable.
Estuvimos callados durante todo el camino, decidí llevarlo a mi casa, ya que me pidió que no le dejara en el hospital.
–Es esta. –Dije sacando las llaves del bolso para entrar en mi nuevo apartamento. –Disculpa todo el desorden con las cajas estamos de mudanza.
Se sentó en una silla y miró alrededor.
–Así que te has mudado...¿Sigues con el chico ese? –Dijo quitándose la camiseta y pude ver perfectamente la herida.
–Sí, el otro apartamento se nos quedó pequeño. –Dije y entregué el botiquín. –¿Me vas a contar qué ha pasado?
–Una vez que entras en este mundo, ya no puedes salir por desgracia. –Dijo limpiándose la herida.
–Puedes coger lo que necesites, no hay problema.
–Gracias. –Hizo una leve sonrisa.
No hablamos mucho, pero él mismo pudo curarse la herida, comió algo y busqué una camiseta de Jake entre las cajas para dársela.
–Sé que un perdón no sirve, ni servirá por lo que te hice, por eso te quiero dar las gracias. –Me dijo cuando se cambió.
No era mala persona, por lo poco que me había contado él jamás había matado a nadie, que se encargaba de asuntos, pero nunca el asesinato, a pesar de que él había podido salir perjudicado.
–No pasa nada. –Respondí. –¿Y ahora dónde te irás? ¿Estarás bien?
–Claro. –Dijo poniéndose la gorra y las gafas otra vez. –Ahora solo tengo que encontrar a mi hermano. –Sonrió.
Abrieron la puerta y apareció Jake llevando a Anne en sus brazos.
–Mamá. –Dijo mi pequeña Anne y la cogí en brazos.
–Mi pequeña Anne. –Dije mirando a Caleb.
–Hola. –Saludó Caleb a Anne con una sonrisa.
–Jake, este es... Alec, el electricista, le llamé por la luz de la habitación de Anne. –Dije al ver que Jake lo miraba de arriba abajo.
–Buenas tardes. –Dijo Caleb mientras estrechaba la mano a Jake. –El problema es un poco más complejo de lo que parecía, así que vendrá otro compañero a revisarlo.
–No hay problema. –Respondió Jake. –Mientras no se vaya mucho de presupuesto, es que ahora mismo tenemos muchos gastos con lo de la boda y tal.
–Ah, muchísimas felicidades. –Dijo Caleb mirándome.
–Gracias. –Sonreí. –Bueno, Alec ya se marchaba.
–Es verdad. –Dijo él. –Un placer. –Miro a Jake y luego a mí, sonrió y se fue.
–Me gusta su estilo, esa camiseta es como la mía. –Dijo Jake y sonreí.
Cogió a Anne y la levantó mientras le hacía caras raras y Anne se reía.
–Deberíamos tener otro ¿no crees?– Rió y Anne asintió.
–Primero nos casamos. –Respondí y él se acercó con Anne y me dió un beso en la frente.
–Y después tenemos dos más. -Siguió y reí.
Claro que sí Jake Carter, ponte tu a parir hijos y ya luego hablamos.
Buenas!!
Después de casi dos años de que terminé la trilogía, hace un par de días que he vuelto y me he dado cuenta de que ¡nunca subí un epílogo! De verdad, que pensaba que estaba subido os lo prometo.
Bueno, en fin, que aquí lo tenéis, así como que se puede ver ya que Audrey y Jake han hecho su vida sin ningún problema.
Cuando escribí el epílogo pensaba en escribir otra historia, una relacionada con Caleb la verdad, pero aún no sé si la haré.
Pues eso es todo, muchas gracias a todos por haber llegado hasta el final❤️
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Pasar página.
Teen Fiction"Donde hubo fuego cenizas quedan..." Tercera historia de la trilogía de las Miller. Se necesita leer primero los otros dos libros.