IX

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Narra Fargan

El ruido de mis pisadas hacia eco al chocar contra la piedra fría en aquel túnel oscuro y con moho en sus paredes, fundiendo su sonido con las pequeñas gotas de agua que escurrían de las grietas del techo y el débil sonido que producían las ratas, una antorcha en mi mano iluminaba el camino que mis pies seguían y una sonrisa de maldad se dibujaba en mi rostro cubierto por la máscara.

—Es hora de pagar Vegetta... — susurre con orgullo cuando me acerque al final de ese maloliente túnel

Una puerta con la impresión de ser una piedra se abrió luego de imponerle un poco de fuerza, al cruzarla, una cueva creada por la formación natural de la tierra se convirtió en el nuevo camino; la tenue luz de la luna fue la que me guió a la salida cuando el fuego de la antorcha se extinguió, al seguirla me encontraba justo donde quería.

La enorme mansión flotante del afamado héroe llamado Vegetta ocupaba la vista sobre el mar a este costado del pueblo, sus imponentes escaleras junto al enorme faro que marcaba el centro de la casa serían mis principales objetivos.

Cruzé por el cráter, en el cual hace un tiempo había una puerta, y avance por el camino marcado en el césped hasta llegar a unas pequeñas escaleras de ladrillos de piedra. Subí por el ascensor hasta el centro de su faro y comencé a dejar los hermosos 15 bloques de dinamita que tenía en mi inventario. Al finalizar coloqué una mina para que fuera el detonante, busque en mis bolsillos el último artefacto que necesitaba, el control de minas remotas para así destrozar el lugar a distancia.

—Joder... Willy no me lo devolvió. — susurre luego de no encontrarlo, y recordar el encuentro que tuve con el nombrado hace unas cuantas horas. —Tendré que ir hasta casa para hacerme otro... — dije para después bajar de nuevo por el ascensor.

—... No te preocupes Vegetta solo será un rato. — escuché la voz de Rubius

Mire en su dirección y vi a Vegetta con Rubius hablando mientras caminaban en dirección a la puerta, o cráter.

"Mierda; tengo que irme."

—Bueno... No quiero que te excedas... Y recuerda que mañana en la tarde nos vemos en el pueblo. — dijo Vegetta para luego darle un beso en la mejilla con un débil abrazo a Rubius y comenzar a caminar en mi dirección.

Sigilosa y rápidamente me aleje del lugar, escapando así por el intento de muelle del amante del morado.

—Ya no podré vengarme está noche. — dije en voz alta cuando me sentí seguro y lejos de su alcance —¿Y por qué Vegetta llegó tan temprano? — pregunte al aire pues se suponía que este no llegaría a casa hoy.

Continúe caminando en silencio y esquivando a la mayor cantidad de enemigos posibles, mis pies se detuvieron en seco, mis ojos se mantenían fijos en la nada, mi cabello se movía por la brisa que corría en aquel valle y una sonrisa enorme se marcó en mi rostro.

"Mañana Vegetta y Rubius se verán en el pueblo; es el mejor momento para ir a su casa y detonar la dinamita."

Pensé luego de recordar sus palabras; apresure un poco más mi paso alargando las pisada para llegar a mi casa. Abrí la puerta y me adentre en mi morada, baje hasta el sótano para guardar mi traje oscuro en su puesto y volver a colocarme mi ropa de siempre; con pasos pesados fuí a la habitación para dejarme caer sobre la cama.

Suspiré pesadamente pues hoy fue un día lleno de emociones, tuve una "cita" con Willy; y hasta podría decir que tengo una oportunidad con él. Pero, se que aún está detrás de Vegetta y yo me aseguraré de que se olvide de los sentimientos que tiene hacia él...

Causa Y Efecto [Willgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora