XVI

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Narra Fargan

— Linda sonrisa héroe... —

El tétrico susurro cubierto por voces incomprensibles llegó a mis sentidos como una corriente fría que subió por mi espalda y los relucientes ojos saltones que brillaban entre las tinieblas inmovilizaron mi cuerpo de miedo, y en solo un vistazo escudriñaron mi alma.

— Y su miedo parece ser más dulce que el de los pesqueros... —

Cuando la última de las voces dejo de hacer eco entre la piedra sentí en mi mejilla la suave caricia helada del aire pretendiendo ser una mano. El sentimiento de claustrofobia se definió en mi mente cuando el brillo de esos blancos ojos desapareció y la oscuridad comenzó a expandirse opacando la tenue luz.

— Pero solo lo sabremos si lo probamos... —

La oscuridad se detuvo en ese instante reviviendo un silencio en el cual podía escuchar mi asustado corazón latir en mi pción detuvo a mi alrededor; un pequeño destello como el de una espada cuando la deslumbras frente a tu rostro fue lo único que me dio una sensación de calma, una extraña y fría sensación de esperanza. Pero, en un instante tan efímero como el apagón de una bombilla, la luz desapareció y las horripilantes fauces de la oscuridad me tragaron sintiendo en el último instante un dolor intenso en mi cuerpo.

Me desperté en mi cama y de un salto me senté en ella, una punzada en mi espalda me hizo soltar un pequeño alarido e instintivamente, lleve mis manos a ese lugar sintiendo el suave tacto de una gasa humedecida recordando la herida que fue curada tan tiernamente hace unas horas y por inercia mirar a quién aún dormía en mi cama para finalmente suspirar aliviado pues...

— Son solo pesadillas... Nada más — susurre mirando mis temblorosas manos

El recuerdo de la cueva era el causante de mi miedo, junto a las voces que salieron de la oscuridad susurrando mi nombre mientras pedían mi vida como su cena y mi miedo como su fuerza.

— Pero, tienen razón en una cosa... Soy un héroe, así que, debo enfrentar a mis pesadillas. — susurre para mí mismo mientras miraba las estrellas a través del tragaluz en el techo de mi habitación

"Ese brillo... Es lo último que vi antes de salir despavorido de esa grieta... Quiero saber más..."

Una mano acaricio mi pecho suavemente y por inercia gire mi cabeza; la luz de la luna hacia que el blanco de su cabello y lo pálido de su piel tomara un tono casi imperceptible de azul, sonreí mirándole pues su expresión era tranquila y de alguna manera el solo hecho de verle hacia que el miedo se fuera.

—Willy... — susurre sosteniendo su mano y besando su cabeza, después de todo él es la persona que reina en mis sueños

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— Buenos días... — el saludo fue un suave susurro en mi oído junto a un beso en mi mejilla

— Buenos días... — respondí aún sin abrir mis ojos mientras me giraba y le sujetaba de la cadera. — ¿Me harías el desayuno? — dije con una sonrisa esperando una queja de su parte

— Claro que si, ¿Quieres una tortilla de patata? — mis ojos se abrieron con sorpresa y enfocaron sus verdes ojos rasgados

—¿Hablas enserio? — pregunte incrédulo pues solo era una broma para molestarle pero cuando su cabeza se movió en forma negativa una enorme sonrisa se dibujo en mis labios. — Entonces quiero jugo de naranja, café con leche, unas fresas con yogurth y por supuesto la tortilla. Me llamas cuando tengas todo listo. — y cerré mis ojos mientras tiraba de las sábanas para tapar mi rostro y seguir durmiendo

Causa Y Efecto [Willgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora