【ℭαҏᎥţʋʟö 7】

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Ya había pasado una semana desde aquel incidente con Ino y las cosas entre el grupo de amigos de Sasuke y ella no volvieron a ser las mismas. Los jóvenes, por muy amigos que fueran de la chica, no aceptaban aquel comportamiento inapropiado y agresivo que había tenido con el rubio doncel.

No fue hasta dos semanas después que Ino Yamanaka se cambió de escuela, al no soportar el perder la amistad de los chicos. La mayoría de sus compañeros se sorprendieron por tan repentino cambio, otros ya se daban una idea del porqué se había ido, pero, en fin, nadie le tomo importancia.

Más que eso, nada había cambiado en aquel curso.

— Pueden hacer lo que quieran siempre y cuando no haya desorden ni mucho ruido.

Esas fueron las palabras de su profesor de religión, el cual siempre daba la hora libre ya que la mayoría de los adolescentes no prestaban atención a esa clase.

Cierto rubio observo como su profesor sacaba su computador portátil para quien sabe qué.

Sin tener nada que hacer, sacó un libro nuevo que había comprado dos días antes, pero que aún no abría. Le retiro el plástico que le cubría y paso las yemas de sus dedos por la tapa dura de este. Lo abrió con una extrema delicadeza y lo acerco sutilmente a su rostro para poder aspirar aquel aroma a libro nuevo. Sonrió de manera inconsciente mientras lo alejaba de su cara y comenzaba a leer.

No alcanzó a leer ni siquiera un párrafo cuando escucho ruido a su lado. Sasuke había desplazado una silla al lado libre del blondo y se sentó allí apoyando un brazo en la mesa y su cabeza en este. Naruto no le tomó importancia, después de todo ya estaba acostumbrándose a que el varón estuviera a su lado. Mas, no estaba para nada acostumbrado para lo que siguió después.

Otra silla se desplazó, pero esta vez quedo al otro lado del Uchiha. Sakura le dedico una sonrisa a la mirada neutra que tenía el rubio, mirada que no duro mucho ya que se desvió al frente suyo donde una mesa se juntó con la suya y tres sillas más aparecieron alrededor de ella.

Kiba se sentó frente a él, Shino, su novio, se sentó a su lado en otra silla. Y en la última silla que estaba al lado de la chica de pelo rosa, se sentó Sai con Gaara en sus piernas.

El rubio doncel escondió su rostro en aquel libro que se hallaba entre sus manos, escuchó como los chicos a su alrededor comenzaban a hablar, miro a su lado y el azabache seguía sin decir nada, simplemente miraba el estuche del ojiazul como si fuera lo más interesante en ese momento.

Naruto quería golpearle con ese libro, pero por respeto al libro no lo hacía.

Esta situación le incomodaba demasiado, por más frio, pesado y antipático que se quisiera ver, estar rodeado por aquellas personas que no mostraban ninguna importancia a su carácter le ponía nervioso. Es como si con ellos no pudiera actuar así, no porque no fuera capaz de hacerlo, sino porque, muy en el fondo, sentía que ellos no se merecieran ser tratados así, al igual que el azabache a su lado.

Mordió con fuerza su labio inferior, negando aquello que estaba pensando. Gracias a que nunca volvió a confiar nuevamente en alguien, no le volvieron a lastimar nunca más, no iba a permitir bajar la guardia solo por alguien a quien apenas llevaba un mes de haberlo conocido.

Se levantó de su asiento, captando la atención del grupo y sin mirar a nadie se dirigió hacía el profesor para solicitar permiso para ir al baño, el cual fue concedido con un simple asentimiento de cabeza.

Ya fuera del salón, comenzó a ordenar todo lo que había ocurrido desde que conoció a aquel curioso varón de mirada oscura.

Desde que Sasuke está con él, las personas le notan más, hasta el punto de hablar sobre él. Los amigos de este le hablan con naturalidad, cosa que no le agrada. Incluso su, ahora ex amiga, le intentó molestar con actos infantiles que no le causaban el más mínimo daño. Pero, lo que más pasaba por su cabeza era el hecho que no le desagradaba tanto la compañía de aquel Uchiha, y eso era peor que cualquier otra cosa, se estaba acostumbrando a que estuviera a su lado, lo cual era sinónimo de peligro.

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