【ℭαҏᎥţʋʟö 11】

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Caminaba a paso lento, admirando el paisaje ya conocido que le ofrecía aquel parque que quedaba camino a la casa de Sasuke. Soltó una silenciosa carcajada al recordar la primera vez que estuvo en ese lugar y se perdió, teniendo que pedir ayuda al varón. Este, desde que le conoció, siempre estaba salvándole, incluso se quedaba a su lado a pesar de la actitud exasperante con la que le trataba. Era un buen amigo.

Aquella palabra le provoco un extraño sentimiento. Él nunca había tenido un amigo, o quizás sí, pero solo durante los primeros años de su vida, cuando los niños aún no eran conscientes de su situación, cuando aún no se les venía la vida abajo por ser huérfanos y se desquitaban con cualquiera que tuviesen al lado. Su infancia no había sido de colores, razón por la cual no sabía cómo actuar con su nuevo amigo. Quizás debería ver como actuaban los amigos del Uchiha, los tomaría como ejemplo.

Cuando ya se encontraba a unos pasos de la casa, pudo visualizar dos siluetas que conforme se fue acercando reconoció al instante. Se trataba de Sai y Gaara, quienes se encontraban en una posición bastante comprometedora, puesto que el pelirrojo se hallaba con la espalda contra la pared mientras que era besado, o más bien devorado, por su novio que pasaba sus manos sin pudor por la parte trasera del doncel.

Quiso dar media vuelta para no tener que contemplar esa escena tan de cerca, sin embargo, no pudo hacer su cometido ya que el pelinegro giró la cabeza encontrándose con su mirada.

— Genial... —murmuro el rubio sin separar mucho sus labios para que no se viera que habló. Siguió su camino hacia la pareja. Naruto hubiera preferido encontrarse con cualquier otro de los amigos de Sasuke. Gaara era una persona directa y de carácter fuerte, por lo que sentía que chocaban cada vez que había un intento de interacción entre los dos, y Sai, bueno, él le incomodaba ya que acostumbraba a bromear en doble sentido o a hablar cosas fuera de lugar.

Al llegar al lado de sus compañeros pudo sentir las miradas y al momento que las encaró se encontró con la expresión de sorpresa por parte del pelirrojo y un asentimiento sonriente del varón.

— Nada mal —comentó Sai sin apartar los ojos del rubio, recibiendo un codazo de su, ahora celoso, novio.

Gaara miro a su pareja con enfado y luego observo a Naruto. Este último usaba una polera manga corta junto con unos pescadores que le llegaban unos centímetros por debajo de la rodilla, estaba mostrando más piel de lo que acostumbraba, pero lo que le había sorprendido, fue que no trajera sus gruesas gafas en la cara, no, ahora tenía su rostro descubierto y aquellos ojos brillaban en un azul potente que, aunque no lo admitiese, le provocaba algo de envidia.

— Hola —el rubio, al no poder seguir aguantando el incómodo silencio acompañado de las miradas, les saludo con su tono neutral.

Ambos respondieron al saludo antes de que el varón gritase a todo pulmón el nombre del Uchiha menor. Solo hicieron falta unos segundos antes de que se abriera la puerta, saliendo Kiba a recibirles.

— Hola, al fin llegan —les dijo el doncel castaño con una sonrisa burlona— Itachi debe estar llegando, fue a arrendar una furgoneta ya que en el suyo no cabemos todos —dejando pasar a la pareja, desvió su mirada al rubio y sin poder evitarlo, exclamó— ¡Wooh! Naruto, te ves muy lindo.

Aquel cumplido de alguna forma lo presintió, comenzaba a adaptarse a la forma de ser de Kiba. Le agradeció e intentó devolverle el cumplido, luego entro a la casa donde ya se hallaban todos, exceptuando a los hermanos Uchiha.

Comenzó a sentirse fuera de lugar, como era de costumbre. Todos se encontraban haciendo algo, ignorando su existencia luego de saludarle. El arrepentimiento le invadió, ¿Quién le aseguraba que llegando a la piscina no le ignorarían como ahora? Sabía que en parte se merecía que no le tomaran mucha atención ya que nunca se esforzaba en mantener una conversación, peor así era él, así es como le enseñaron a ser, frio y cortante.

Confía en miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora